José Rafael Dávila Román: El abogado del pueblo


Por Karla Pacheco Álvarez / kpacheco@primerahora.com 02/22/2016 |00:25 a.m.
El pasado viernes, los Caimanes del Melao Melao inauguraron su temporada y en el estadio Carlos Román Brull se encontraba “el licenciado Joe” -apodo por el que todos los conocen- vestido con un traje gris con líneas finas blancas, un pañuelo blanco y una corbata que le hacía juego desde las 5:45 p.m. (Andre.kang@dfrmedia.com)  

A pesar de no contar con el título oficial, el pueblo de Vega Baja apoya y es cómplice de la fantasía del fanático número uno de los Caimanes del Melao Melao.

Vega Baja. Los Caimanes del Melao Melao y todos los vegabajeños  tienen a su propio licenciado, una de las personas más queridas por los habitantes del pueblo del área norte de la Isla.

José Rafael Dávila Román  se levanta  todas las mañanas, selecciona uno de  los  trajes que tiene en  su clóset, desayuna y sale de su hogar  en la urbanización Colinas del Marqués en dirección al tribunal de Primera Instancia de  Vega Baja.

“Voy al tribunal todos los días porque trabajo para un bufete de abogados en el área de Vega Baja. Ellos envían documentos, si no es conmigo no pueden enviar el documento porque si no no lo aceptan de  otra persona”,  explicó  Dávila  Román.   

En el tribunal es atendido  por todo el personal,   jueces y fiscales de  la misma forma con que  reciben a    los abogados que litigan en esa área.   

“Es uno de los personajes más típicos que tiene Vega  Baja.  Es un personaje sumamente pintoresco, un muchacho excelente, con poca preparación, un corazón enorme y la enorme fantasía de ser abogado  con la gran pecularidad de que todo el mundo en Vega Baja, todo el mundo, habla con él sobre esa fantasía. Nosotros lo sentimos como si   fuera el licenciado Joe”, dijo el vegabajeño  Luis Enrique Meléndez, otro de los fanáticos que no se pierde ni un partido de béisbol.  

A sus 47 años, Dávila Román  puede también considerarse uno de los fanáticos más fieles de los Caimanes del Melao Melao, una de las primeras franquicias creadas en   la Liga de Béisbol  Superior Doble A.

Dávila Román asiste a todos los partidos bien temprano para hablar con los peloteros, quienes  siempre lo han considerado una pieza más dentro del equipo por  la motivación que  les imparte.

“Puedo decir muchas cosas buenas de él. Cada vez que  viene por ahí  nos trae mucha alegría y   le tomas mucho cariño cuando lo conoces, con tan solo hablar cinco minutos con él. Es una  muy buena persona, excelente ser humano. Aquí en Vega Baja todos lo adoramos”,  aseguró Jesús Lay,    jugador del cuadro de la novena  de Vega Baja.

A sus 47 años, Dávila Román puede también considerarse uno de los fanáticos más fieles de los Caimanes del Melao Melao, una de las primeras franquicias creadas en la Liga de Béisbol Superior Doble A.

Su compañero Carlos Olivo fue más allá y lo nombro como “el fanático número uno” del equipo.

“Él es el  licenciado  de todos nosotros.  De eso no debe quedar  ninguna duda.  Cada año dice presente en las buenas y en las malas. Está con nosotros mostrándonos apoyo en las victorias y las derrotas. Es el fanático número uno de todos nosotros”, sostuvo el veterano jardinero.

“Él único problema que tenemos es hay veces que  me lo encuentro y me dice que tiene que ver un caso en Ponce y otro acá el mismo día. Entonces, me preocupo y le pregunto: ¿cómo vas a  hacer para llegar a tiempo acá?”,  manifestó  por otro lado   el coach de Vega Baja y ex miembro de la Selección de   Béisbol de Puerto Rico,  Josué Salvá, mostrando la complicidad que todos  tienen con Dávila Román.     

Esta temporada, Vega Baja busca  acabar  con la sequía de cuatro años sin clasificar a una postemporada.

El pasado viernes, los Caimanes del  Melao Melao inauguraron su temporada y  en el estadio Carlos Román Brull se  encontraba  “el licenciado Joe” -apodo por el que todos los conocen-  vestido con un traje gris con líneas finas blancas, un pañuelo blanco  y una corbata que le hacía juego desde las 5:45 p.m. 

Luego de detenerse a saludar  con su mano a todo   el personal que se encontraba en   el portón del recinto vegabajeño, Dávila  Román se dirigió al terreno de juego por el pasillo que va  al camerino de visitante, que queda a la izquierda de la cantina.

Tan pronto cruzó el umbral de una de las entradas al dugout de los Caimanes del Melao Melao, comenzaron los abrazos, los apretones de mano y las conversaciones con los jugadores del equipo.

Uno de los primeros en abrazarlo  lo fue el ex jugador de las Mayores, Juan “Igor” González, quien este año comienza una nueva faceta como dirigente.

Dos horas más tarde, a Dávila Román le tocó  vivir un emotivo momento en su vida. La gerencia de los Caimanes del Melao Melao decidió rendirle un reconocimiento por todo  los años que ha apoyado al equipo. Tan pronto fue mencionado su nombre por el apoderado Edwin Meléndez Pagán, los cientos de fanáticos  comenzaron a aplaudir y vitorear.

“Soy nacido y criado en Vega Baja y al dirigente del equipo yo lo conozco desde hace años ya que porque conozco a sus señores padres.  Me siento más que debidamente orgulloso de que me dediquen la temporada en la noche de hoy”,  sostuvo Dávila Román  al mencionar el reconocimiento.

Tributo póstumo al gran maestro vegabajeño


Un gran educador, mi maestro, Mr. Julio Meléndez

February 27, 2015

Por Margarita Persico

Grandes próceres—famosos escritores, inventores, y pintores tales como El Greco, Galileo Galilei, Vincent van Gogh, Emily Dickinson, y Edgar Allan Poe—fueron descubiertos después de su partida. El mundo no los supo reconocer o valorar a su totalidad mientras en vida. Como si hubiesen estado  “a las afueras del tiempo”,  un poco temprano para su añejamiento.

“El Político invierte a corto plazo. El escritor, a largo plazo”, escribió Julio Meléndez en A las Afueras del Tiempo, su ultimo libro publicado.

Julio  Meléndez[Foto: Cortesía de la familia Meléndez]

Yo tenía 16 años cuando conocí a Julio Meléndez. Él fue mi maestro de literatura en la Escuela Superior Lino Padrón Rivera de Vega Baja, Puerto Rico. El señor Meléndez fue muy querido y respetado por sus colegas, estudiantes y la comunidad en general. Los recuerdos que me gustaría compartir con ustedes es como él hizo una diferencia en mi vida, aunque yo no le volví a ver hasta el verano del 2013 cuando regresé a Puerto Rico. Sin embargo, fue mi mentor a través de sus consejos en clase los cuales resonaron conmigo por muchos años. El primero fue continuar con una buena educación.

Para aquellos que no le conocieron, déjenme contarles que el señor Meléndez fue también profesor universitario, un galardonado autor e historiador. Se destacó como ensayista, dramaturgo, crítico literario, poeta y novelista. Tuvo un periódico llamado El Petardo, escribió para el periódico El Nuevo Día. Fue el autor de una docena de libros, siete publicados (cuentos, novelas, una antología política, un guión); entre los libros inéditos está su biografía.

Antes de ser maestro, el señor Meléndez realizó numerosas profesiones: fue barbero, zapatero, fabricante de muebles, y músico. La profesión de barbero la aprendió por su cuenta, según me contó doña Generosa Pumarejo-Ortiz, su esposa por 62 años. Él trabajó de barbero los fines de semanas para sostenerse y poder ir a estudiar. Tenía numerosas profesiones ya que tuvo que dejar la escuela después de graduarse de octavo grado. En su ciudad natal de Vega Baja en el 1938 no tenían escuela superior, dijo Meléndez.

“Me hizo mi cuña cuando nací. Gabinetes de cocina para mi hermano. El tuvo un periódico llamado El Petardo. También escribió artículos para El Nuevo Día,”  compartió Marién Siaca, su hija, “también llevaba serenatas a las muchachas del barrio. Esos oficios los ejerció para ganarse la vida y cuando estaba en la UPR [Universidad de Puerto Rico] para tener dinero para comer y viajar a Vega Baja a ver a mamita! Así se conocieron, el pasaba todo el día del sábado y parte del domingo recortando al lado de donde vivía mamita!”

[Foto: Playa Puerto Nuevo – Margarita Persico]

El pueblo costero de Vega Baja hoy es conocida por sus hermosas playas y un oasis ambiental, pero en aquellos tiempos la ciudad fue conocida como un líder en la industria azucarera. Tenían once ingenios azucareros que estaban en fuerte competencia para producir la mejor azúcar. Por esa razón, la ciudad también es conocida como “La Ciudad del Melao Melao”. Pero el pueblo no era un lugar prospero para todos. Habían muchas necesidades, entre ellas no habría escuela superior hasta el 1945, mucho menos universidad, como hoy en día.

Foto arriba: La Escuela Superior Brígida Álvarez Rodríguez fue inaugurada 1945. Foto: cortesía del historiador Roberto Rivera.)

Después de graduarse de octavo grado, al señor Meléndez se le hizo difícil viajar a una escuela superior en otro pueblo, ya que el año anterior, 1937, contrajo osteomielitis, una enfermedad de los huesos y le amputaron la pierna. Necesitaba terapia y educación vocacional la cual le ayudaría a sostenerse económicamente, ya que él era además huérfano. Pero con determinación, nada era imposible. Él caminaba con muletas casi seis kilómetros (3,7 millas) para llegar al pueblo de Vega Alta donde tomaba las clases de terapia vocacional. Eventualmente volvió a estudiar. Terminó la escuela superior, fue a la Universidad de Puerto Rico donde obtuvo un bachillerato en el 1952 y se licenció con una maestría en el 1963—ambas en Español.

La etapa de retos en su historia yo desconocía, y me enteré muchos años después entre la visita y conversación con él y su esposa. Como estudiante que fui del señor Meléndez aprendí sobre temas en tres áreas: la literatura, la escritura y la puntualidad. ¡Si, la puntualidad!

Literatura y Escritura

Aprendí a amar la literatura gracias a sus animadas y estupendas clases, su dedicación a la enseñanza y su genuino interés por sus estudiantes. Los libros que nos asignaba a leer abrieron un mundo desconocido, una ventana hacia otras costumbres y culturas, no solo la nuestra. Libros tales como El Gaucho Martín Fierro, Doña Bárbara, Don Quijote de la Mancha, La Charca, La Carreta, y muchos otros que nos tocaba leer para la clase. Prácticamente con el leímos de todos los géneros. ¿Cuál fue su genero preferido?—fue algo que no se me ocurrió preguntarle.

Pero en el programa de televisión “Desde Mi Pueblo”, hacen mas de 13 años, se le preguntó cual era su género favorito para escribir, el apunto:

“Como maestro de español que he sido por 42 años, pues me gustan todos los géneros literarios. Cada uno tiene una función. El cuento quizás me guste más, pero yo quiero a todo lo que he producido como quiero a mis hijos porque son productos de mi inspiración, de mis entrañas, de mis inquietudes.”

Foto: Julio Meléndez – © Margarita Persico

Doce libros escrito por don Julio Meléndez, siete publicados

Sus libros publicados:

  1. La carne indóciles (cuentos), 1964
  2. El buitre y la carroña (novela), 1969
  3. Literatura vegabajeña (antología política), 1967
  4. El telar de las sombras (cuentos), 1970
  5. Maldita tierra (novela), 1988
  6. La noche de Caín (dramaturgo), 1989
  7. A las afueras del tiempo (cuentos), 1995

Foto: De viaje por la playa, Margarita paso a visitar a don Julio Meléndez. (© Margarita Persico)

Como estudiante entonces, yo no sabía que él era, o sería, una figura literaria notable, un prócer, e historiador de mi pueblo materno ancestral. Lo único que sabía es que él nos trataba con respeto y no perdió la oportunidad para darnos consejos.

Mi amor por la escritura es algo que comenzó en su clase, con los libros que nos dio a leer y nos asignó para escribir resumen de ellos. Cuando yo fui su estudiante, me había mudado recientemente a Puerto Rico desde EE.UU., donde yo nunca había tomado una clase de español. Su clase fue mi segunda clase de español, y mi primera de literatura. Mi español, estoy segura que era terrible, pero nunca él, ni mis compañeros en la escuela lo señalaron, siempre me hicieron sentir bienvenida.

La tercera lección que aprendí del señor Meléndez cuando tenia 16 años de edad fue sobre la puntualidad—lección la cual ha quedado arraigada en mi mente. Déjame que le cuente cómo aprendí esa lección.

Un día soleado, distraída después del almuerzo en el patio de la escuela me quedé demasiado tiempo entretenida con otros estudiantes. Cuando llegué a la clase, Mr. Meléndez me dijo:

“Margarita, usted siempre llega tarde a clase.” Hasta a su funeral llegara tarde, él agregó.

Pensé que era una broma, mientras me reía, procedí a sentarme. Tan pronto me senté, la campana de la escuela sonó. ¡Ya era hora de ir a la siguiente clase!

Él nunca volvió a hacer comentarios sobre mi tardanza aquel día, y claro, yo nunca volví a llegarle tarde a su clase.

Julio Meléndez tenía un gran sentido de buen humor, además de ser muy amable nos cantaba y recitaba poesías.

Como él hizo una diferencia en mi vida fue al yo seguir sus consejos de continuar mis estudios. Obtuve un bachillerato en ciencias de computadora y años después, como el nos aconsejo, hice una maestría en periodismo.

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En Agosto del 2013 tuve la oportunidad de visitarle. Fue la primera vez que vi a don Julio Meléndez desde que terminé la escuela superior ya que me había mudado a Rio de Janeiro y después regrese a EE.UU. donde trabajé, terminé una maestría, me mude a Costa Rica, luego volví a EE.UU.

Su partida y su legado

Tras una corta enfermedad, diez días antes cumplir sus 91 años, don Julio Meléndez falleció el domingo, 01 de febrero del 2015, en su casa en su ciudad natal de Vega Baja.

Hoy su viuda doña Generosa y sus tres hijos— Marién, Edán y Danilo, y numerosos nietos y bisnietos—lloran por su ausencia. También Vega Baja, y Puerto Rico, están de luto porque han perdido una gran amada figura literaria, una mente fértil y creativa, un historiador, un gran maestro quien educó a miles de estudiantes, incluyendo a mi, no solo en lo académico pero también contribuyó en el desarrollo de nuestro carácter. A pesar de que ya no está con nosotros, en muchos sentidos, él ha dejado sus huellas, él estará con todos a través de su legado, su contribución a la historia de Puerto Rico y su literatura.

Que descanses en paz querido maestro.

Por Margarita Persico, escritora independiente, periodista de multimedia y fundadora de la página de salud y alimentos, www.TheHealthyDish.com.

Reconocen a Neco El Barbero por su servicio al pueblo de Vega Baja


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Foto por Rudy Rivera

Por su trayectoria de más de 40 años  de servicio dedicado al noble servicio de la barbería, la legisladora municipal Aida Martinez  presentó una resolución de reconocimiento en el que miembros de la legislatura se hicieron coautores de la misma, reconociendo a Manuel Pizarro mejor conocido como Neco.

Según destaca la resolución,  se reconoce que Neco ofrece su servicios de forma voluntaria en los asilos de ancianos, al igual ofrece servicio al hogar para aquellos clientes que ya no pueden trasladarse a su barbería.

Por su noble gesto de pueblo, comprometido, hombre de principios  que demuestra en su sonrisa la transparencia y la nobleza que distingue a este servidor, especialista de la tijera manifiesta la legisladora municipal Aida Martinez  que es merecedor de este reconocimiento  por el cuerpo legislativo.

Por su parte el presidente de la Legislatura Municipal Ebrahim Narvaez y el alcalde Marcos Cruz destacan los principios humanos y la nobleza que a Neco lo hace especial.

Neco, al momento de agradecer, la emoción lo embargo y ofreció en pocas palabras el agradecimiento que le realizara el cuerpo legislativo “Gracias  a todos por esta dedicatoria, Gracias” puntualizo.

NECO ES FELICITADO POR EL ALCALDE RUDY RIVERA
Foto por Rudy Rivera

 

 

Robert Rivera: Yeya, Guango y Policía Martínez


ROBERT RIVERA YEYA GUANGO Y POL MARTINEZYeya, Guango y el Policía Martínez fueron tres seres extraordinarios que se convirtieron en los favoritos de los estudiantes en la Escuela Superior Lino Padrón Rivera de Vega Baja, Puerto Rico en la década del ’70 y ’80.

Fallece Don Julio Meléndez


Julio Meléndez
Julio Meléndez

Danilo nos acaba de informar la partida al sueño eterno de su padre, el gran vegabajeño, Julio Meléndez.

Don Julio fue un polifacético. Algunos le conocimos como maestro, profesor, músico, deportista, escritor de todos los géneros y un gran conversador.

Parte de nuestra humilde cooperación al pueblo vegabajeño se inspira en su contribución al periodismo como un medio de cambio. El no sólo fundó prensa local sino que participó como colaborador y consejero en muchas de las publicaciones y hasta escribió la primera historia del periodismo vegabajeño para el libro Vega Baja, su historia y su cultura.

Muchos de los espacios de este día en este diario y en los medios de interacción social tienen que ocuparse de Julio Meléndez y de la familia que deja con un gran legado histórico. Ese hombre de fidelidad absoluta a Generosa, su esposa, a Marién, Edán y Danilo, de una fibra moral incorruptible y de un quehacer constante, hay que hacerlo conocer para quienes no tuvieron ese privilegio. Y para los que le conocimos, tenemos que comenzar a relatar el viaje de su vida, a rebuscar su obra y a ver las imágenes conque sus ojos de investigador,  analista e inspirador vio a la humanidad en su tramo de existencia.

La dimensión de su vida alcanza la talla de un prócer vegabajeño. Honrémoslo.

 

Personajes queridos de nuestra ciudad: Rafaelito


Rafaelito porPor Teresa Charo Casanova