Despues que Muera
Cuando muera
deambulará mi espíritu sin rumbo
por doquiera.
Estaré en Vega Baja
recorriendo sus calles,
la plaza, la iglesia y sus escuelas
y ofreciendo piropos encendidos
a sus lindas damiselas
y…no me verá nadie.
Me bañaré en sus ríos
El Indio y El Cibuco!
con profunda devoción admiraré
El Corsario bravío
el derroche de espumas
sobre los peñones traslúcidos
del mar enfurecido
y no me verá nadie.
Al final regresaré, cobarde
a meditar la sombra del ciprés,
en el silencio eterno
y…no me verá nadie.
Este hermoso poema aparece en el único libro conocido de Agustín Alvarez Rodríguez, Florecer de Recuerdos (1971), publicado poco antes de su muerte. Por años nos hemos ocupado de divulgar la obra conocida de Don Agustín, pero por decisión de la familia de Don Agustín, no se ha conocido mucho más de su obra y ningún lugar de Vega Baja lleva su nombre a pesar de su aportación a la literatura y la cultura vegabajeña.
En su contenido evoca el pasado histórico de Vega Baja y un sentido de pertenencia que solo un vegabajeño puede sentir. Deja también plasmada su creencia de vida sobre un mundo espiritual que trasciende a la muerte. Proviene de familias pioneras en el espiritismo, por lo que sufrieron vejámenes y persecución social.
Aunque Don Agustín tiene sus propios méritos como vegabajeño, es menester relacionar su parentesco de hijo de Salomón Alvarez, hermano de Brígida Alvarez y padre del más vegabajeño de todos, Fernandito Alvarez. Por Thomas Jimmy Rosario Martínez.
Por Thomas Jimmy Rosario Martínez DVPR
(Para acceder al Indice de la Biblioteca Electrónica Vegabajeña oprima aquí)