Leyes de la Vida: El secreto en los políticos

Thomas Jimmy Rosario Martínez
Thomas Jimmy Rosario Martínez

1/8/2013 Por Thomas Jimmy Rosario Martínez D.E, DVPR

«De lo que nada es conocido, nada puede ser dicho» – Ludwig Wittgenstein en TractatusLogico-Philosophicus

No se pueden construír teorías sin evidencias. Pero el secreto  en los funcionarios públicos causa suspicacia, ya que no debe haber secretos ni estrategias ocultas en la administración de los recursos del pueblo.

Yo recuerdo a Don Rafael Cano, alcalde de Vega Baja, que entre las décadas de 1960 a 1970, tenía un proyecto para hacer un balneario, lo que incluía la expropiación de negocios y casas menos la de él y la de Doña Felisa Rincón de Gautier,  en la costa vegabajeña. Por ese fallido plan llegó a tener protestas y si mal no recuerdo, la mano del comerciante Valerio de León se estrelló contra la cara del alcalde, por este asunto. No sé a donde fue a parar la hermosa maqueta que se preparó en aquella ocasión, pero sé que ese incidente valió para que la Playa no se liberara, hasta hace apenas unos pocos años atrás de mucha construcción obsoleta, contaminante y dañina y que el secreto de Don Rafa le hiciera abortar su balneario.

Luego el alcalde  Luis E. Meléndez Cano, en forma abierta, hizo planes a largo plazo para tomar el retorno de los terrenos de la Playa Puerto Nuevo  al municipio, llegando hasta a ser amenazado de muerte, con revólver en mano, por el ex-alcalde de Manatí y comerciante, Joaquín Rosa. Solo recuerdo una nota discordante pública que fue la de rentar para estacionamiento y en alegada forma secreta, parte de los solares adquiridos en inexplicable preferencia a una persona, cuyo contrato le costó liquidarlo a la administración de Edgar Santana. El secreto llegó a los tribunales y se falló a favor del municipio.

Edgar Santana, el «Rey del Truco», con el asesoramiento de Irving Piñeiro, planificó unas obras para terminar de rescatar la costa,  pero  el propósito real era el de financiarse dinero para él y su campaña. El montaje parecía legal y fue avalado por la Legislatura Municipal del Presidente, Iván Hernández González. Pero el medio utilizado y el resultado no fue bueno.

En una ocasión fui a ver lo que se estaba haciendo en la Playa Puerto Nuevo y me encontré a un vendedor de gomas de Vega Alta, quien me dijo que tenía contrato con el Municipio y le hacía los arreglos que fueran beneficiosos para el alcalde, aunque en las facturas se cargara otra cosa.  Me lo encontré por casualidad porque estaba caminando y nos pusimos a conversar casualmente. El tenía, en ese momento, una casa cerca.

Luego en otra opotunidad conversé con una persona de apellido Fortis. Me dijo que su familia era de Corozal y que el estaba a cargo de romper toda la estructura de concreto para después hacer una acera. Se había dado unos palos y me comentó que «todo esto se lo estoy haciendo sin contrato a Edgar, porque ahora no hay chavos, pero luego el me va a poner en presupuesto».

Algunos de sus muchos secretos, como los de la Playa y el Vertedero, lo llevaron a su separación de la sociedad.

Como ustedes saben, el actual alcalde Iván Hernández amenazó a sus empleados con despedirlos para que le aportaran tiempo a su campaña. No tengo que abundar por lo reciente de esos hechos. Fue un secreto que no duró mucho.

Ninguna de esas cosas que he relatado se pueden hacer, pero son cosas que se hacen en secreto hasta que aparece la evidencia y se plantea el caso ante una instancia competente. Los secretos de cosas malas se dan a menudo en los políticos de todos los partidos y pudieran cambiar el rumbo de la historia a cualquiera, si son conocidos.

Algunos miembros del partido de Marcos Cruz le recriminan su poca comunicación, especialmente después que terminó la campaña. Los que no han sido escogidos esperaban que él, antes de buscar talento fuera, le diera la oportunidad a empleados municipales que llevan esperando mucho tiempo y que han sufrido la discriminación de los últimos ocho años, algo que dicen que él prometió y que no parece estar cumpliendo. Otros que quisieran hablar con él, no han tenido la suerte de que él les entreviste.

Dicen que se ha esfumado y que todo es un secreteo en su alrededor, que hasta se enteran primero por el Diario Vegabajeño de Puerto Rico que en los canales usuales del Partido Popular local. Algunos dicen sentirse decepcionados por su actitud de escapista de circo.

Yo personalmente me quejé anteriormente de que se olvidó de que existíamos, pero desde entonces ha vuelto a ser atento y presente cuando nos acercamos a él y hasta nos ha dispensado visitas y llamadas para informarnos lo que ha resuelto y está listo para informárselo al público. En ocasiones nos confía asuntos con el compromiso de no divulgarlos hasta que realice tal o cual gestión, como cuando me indicó que iba a nombrar a Willie Torres Negrón como Director de Arte y Cultura. Reservé la noticia hasta que me confirmó que había hablado con él. En el periodismo se utiliza esta modalidad de embargo de noticia y generalmente el editor cumple con no anticipar su contenido antes del tiempo previsto.

Hemos recibido sus atenciones desde Coamo, Cayey, San Juan y otros pueblos donde ha ido a hacer gestiones de educación como funcionario y como alcalde electo a actividades especiales. Sé que tiene una agenda cargada pero como aun no está en funciones, no parece delegar mucho. Reclama que tiene mucho por aprender y por decidir y que eso le tiene ocupado, que tiene que prepararse adecuadamente, pues ya el plazo para juramentar está a la vuelta de la esquina.

El Secreto también es un truco publicitario de una gente que ha hecho un libro, películas,  agendas y muchas otras publicaciones basadas en unos principios esotéricos que en verdad funcionan si uno las utiliza como debe ser, pero no constituye magia ni nada que se parezca.

A veces los políticos, con sus secretos, se parecen a los comerciantes de El Secreto. La percepción ronda la vida de todos ellos, que planifican estrategias y no lo dicen, que explican a medias o mantienen un velo de misterio para estar preparados con todas las contestaciones posibles. Lincoln expresó que a veces es mejor callar la boca y parecer un tonto, que abrirla y decirlo todo.

Algunos políticos son tontos, otros lo parecen, pero nosotros, en nuestra función periodística, lo que no sabemos, como tontos, no lo podemos decir.

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