
Algunos de estos libros se hicieron con la participación de la educadora vegabajeña Angeles Pastor.
Archivo del Diario Vegabajeño de Puerto Rico Segunda Etapa de Diciembre 2012 a Octubre 2016
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Algunos de estos libros se hicieron con la participación de la educadora vegabajeña Angeles Pastor.

Otilio Natal explica a los presentes, detalles de la colección de loza de la Caribe China; fabrica que por muchos años estuvo en nuestra ciudad de Vega Baja.
El miércoles 19 de marzo se inauguró la exhibición la Historia en Colecciones,
que está en sala de exhibiciones del Museo Casa Portela como una iniciativa del Departamento de Turismo de Vega Baja. Los coleccionistas que están presentando lo es Otilio Natal con sus colecciones de monedas, sellos y vajilla de la Caribe China y de la misma forma exhibe Thomas Jimmy Rosario padre e hijo con colecciones únicas que exhibe la historia de Vega Baja a través de fotos, sellos, sus apreciadas cámaras que congelaron momentos de la historia de nuestra ciudad.
En la actividad protocolar el alcalde Marcos Cruz expresa el agradecimiento a ambos por sus exposiciones y por la aportación histórica que representan cada una de sus colecciones.
El director del Departamento de Turismo Wilfredo Torres, destacó que no será la única actividad que se realizará de esta naturaleza, ya se están realizando contactos para traer otras colecciones que enriquecen nuestra historia local.
La historia en Colecciones estará en sala hasta hoy viernes 21 de marzo, durante el día 8:00 am a 4:00 pm.
El fotógrafo Jimmy Rosario se dirige a los presentes
Los talladores Maria Acevedo y su hijo Papito hicieron acto de presencia en la actividad de apertura de la exposición de colecciones.
Marilyn Hernández, Thomas Jimmy Rosario Flores, Thomas Jimmy Rosario Martínez y Otilio Natal Rodríguez en la actividad protocolar para la apertura de le Exhibición de Colecciones que estará abierta en Casa Portela hoy jueves y mañana sábado solamente.

Por Thomas Jimmy Rosario Martínez DVPR
Uno podría esperar que a una vida de setenta años dedicada al comercio y al arte de la fotografía, una institución como la Legislatura Municipal se expresara con una felicitación de admiración y alegría por llegar a esa colección de años, cuando la persona está activa y con planes para el futuro.
Pero en un acta de 1947 ya fue reconocida la presencia de mi padre en este pueblo, cuando a sus diecinueve años, se le aprobó un pago de $75.00 por unos servicios de unas fotos que tomó de obras municipales del Alcalde Angel Sandín Martínez.
En otra acta, del 13 de julio de 1995, esta Legislatura Municipal, entonces Asamblea Municipal, tomó nota de su vida de provecho, de haber sido un ciudadano ejemplar, buen esposo y buen padre, de los reconocimientos que le habían hecho hasta ese momento, de sus múltiples ocupaciones y de su obra, para declararlo hijo adoptivo de Vega Baja.
Mi padre, Thomas Rosario Flores, ha sido felicitado de nuevo por la Legislatura Municipal como un ejemplo de coleccionista en el mes en que se reconoce ese pasatiempo. Ciertamente tiene muchos años de vida y los ha ido sumando en una colección ejemplar para todos, pero a su paso, ha ocupado su conciencia histórica al agrupar ejemplares de una misma especie o género, para al fin poder tener una diversidad educativa y aleccionadora de lo que ha sido el pasado.
Comenzó, según recuerda, por una colección de mariposas, que era un pasatiempo común en su época, pero que ya no se practica, por las consecuencias al medio ambiente. Luego le siguió una afición por las estampillas. Hoy día tiene cámaras, artículos, materiales y objetos de fotografía, lo cual abarca más de un siglo, monedas, estampillas, sobres cubiertas del primer día de emisión, periódicos de Vega Baja, libros, objetos históricos, revistas, publicaciones y muchas cosas más.
Pero el es un coleccionista especial. Su primera cualidad es la de coleccionista de rescate. Siempre me ha sorprendido su tenacidad en no salir de ciertos objetos irreproducibles, como el pedazo de madera donde en un aro de hierro el insigne puertorriqueño José Gualberto Padilla amarraba a su caballo Caramelo, regalo del que demolió la casa de Padilla, quien lo tenía para que la puerta de su casa no se le cerrara con el viento.
Su segunda cualidad es que no es codicioso. Su colección de retratos de Vega Baja, los que ha tomado él personalmente y otros que ha reproducido, los ha compartido con el pueblo en exposiciones, almanaques, publicaciones y aun lo hace, por medio de El Diario Vegabajeño de Puerto Rico, que es también su creación y que ya desde el primero de junio inició su camino al octavo año de publicación continua.
Una tercera característica es su sentido permanente del valor de la historia. Siempre habla de las próximas generaciones como la meta de lo que guarda y conserva. No colecciona, pues, para él, sino para los demás. Y los demás son los que ahora no están con nosotros, pero que tienen derecho a saber el qué y el cómo de las cosas que hace el ser humano.
Aunque es comerciante y por cierto, exitoso, nunca lo he visto dentro del coleccionismo en el marco de la avaricia o de la ostentación ni para presumir poder. Una cosa es los servicios que presta y los objetos que vende en su negocio y otras cosas lo que compra para conservar hasta que caiga en manos productivas o protectoras. Lo he visto pagar de su dinero documentos y objetos importantes que luego ha dirigido a entidades culturales o conservadoras como el Archivo General de Puerto Rico o el Instituto de Cultura Puertorriqueña.
Como coleccionista de la historia, ha contribuído con su arte a preservar la memoria vegabajeña. Para él, cada foto es un pedazo de nuestra historia. Por eso guarda, en su más grande colección de imágenes vegabajeñas, negativos, retratos, transparencias e imágenes electrónicas de los eventos, lugares y personas de los últimos setenta años en que ha estado detrás de una cámara. De aquellas que usaba con un manto rojo y que la imágen se veía invertida a como realmente estaba. De las otras de negativos grandes, gigantes o minúsculos o de una bombilla por cada toma, la de la iluminación con bombillas múltiples.
La mitad del tiempo lo usaba para retratar, la otra mitad, para hacer los retratos en un laboratorio oscuro, con químicas de distintas clases.
La colección de retratos la hizo con el patrocinio de los vegabajeños, pero hoy día su obra es conocida en distintas partes del mundo, porque hizo trabajos en 1949 de los indios americanos que se ha vendido en Colorado y North Dakota, una fotografía de Luis Muñoz Marín junto al Presidente Paul Magloire que hace poco compró el embajador de Haití en las naciones Unidas, una colección de informaciones del Festival Mar y Sol, que se ha vendido en Europa y todo Estados Unidos. A la derecha de la entrada de la Casa Alcaldía de Guaynabo, hay nueve reproducciones que hace algunos años hizo para ese Municipio. Hasta la foto de las tabacaleras que se exhibe en el primer piso del Edificio Rafael Cano, fue tomada por él en 1950 desde donde mismo está la Legislatura Municipal hoy día.
Probablemente en unos años haya personas que coleccione sus fotos originales como se hace con pinturas o esculturas porque él marcó, con su presencia en la vida de este planeta, toda una colección de vida. Antes y después de él hubo fotógrafos en nuestra ciudad, algunos de los cuales fueron sus maestros en sus primeros pasos y otros surgieron de su taller. Pero realmente el ha puesto la imágen en el período en que ha vivido y es difícil hablar o escribir la historia de su época y de las anteriores sin que se acompañe una fotografía que el reprodujo, restauró, coloreó o tomó personalmente.
Celebrar a los coleccionistas es un gesto sensible, oportuno y diferente. Es sensato promoverlo y para los que han intervenido en este acto, vaya nuestra más grande agradecimiento y reconocimiento.
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