Por Thomas Jimmy Rosario Martínez
Hay muchas creencias sobre cómo se debe votar. Pereyó nos dice que son tres cruces, una sobre cada papeleta. Bernier no va a votar por Pereyó, o sea, que en una de las papeletas va a poner dos cruces o votará en blanco.
Los líderes de los partidos, hasta el momento nos habían aconsejado que votáramos íntegro debido a que los gobiernos compartidos no son eficientes. Eso es un mito. Mientras más compartido el poder, mejores los controles en la democracia.
Hay que comenzar por analizar la papeleta municipal. ¿A cual alcalde le daremos un contrato de cuatro años para administrar y a cuáles legisladores municipales nos gustaría tener para representarnos en uno de los dos poderes municipales?
Luego escogeremos los senadores y representantes de acumulación y distrito que deban estar trabajando el próximo cuatrienio en el Capitolio, la mejor persona que pueda representar los intereses como Comisionado Residente en Washington y al candidato a gobernador que mejor esté preparado para promover soluciones correctas en nuestro Puerto Rico. Podremos marcar la papeleta por partido o si nos han convencido los candidatos independientes a gobernador, Lúgaro o Cidre y el candidato independiente a la Cámara, Dr. Vargas Vidot, votar por ellos.
Muñoz Marín pidió una sola cruz debajo de la pava, pero en otros tiempos para otros puertorriqueños que no tenían la experiencia política ni los conocimientos que tenemos en este nuevo siglo. Hoy día, pedir tres cruces ciegas es un asalto a la inteligencia de los puertorriqueños. Las distintas papeletas se crearon para escoger opciones, no para que repitiéramos lo que los partidos piden que es la uniformidad. Es un derecho votar como querramos.
Comoquiera David Bernier hará el voto por tres o tal vez cuatro cruces porque dudo que vote por un penepé, independentista o independiente en la columna de representantes a la cámara. Pero luego no se acordará por quién votó, tirará polvos mágicos a la prensa para no quemarse entre los demás candidatos a representantes o no lo dirá. Ya anteriomente dijo que no se acuerda del voto que hizo en la consulta sobre status. Así es la política del oportunismo político de algunos, diciendo frases incompletas para que la imaginación trabaje en la mente de otros. Su carta en la manga es que sospechando inteligentemente que los populares no van a ganar la Cámara, habría que asegurar una minoría del corazón del rollo y ya Pereyó no lo es. Si todos los populares lo eliminan desde la votación, sellan la posibilidad de que se vaya a colar entre los representantes por acumulación.
Ahora entiendo a personas como mi padre, quien desde que se desvinculó de los partidos, crucifica múltiplemente los espacios de las papeletas electorales y juega el juego con su conciencia libre e independiente. Da su voto donde están personas con integridad demostrada y capacidad comprobada y nunca se arrepiente de por quién votó, porque su conciencia estuvo limpia desde un principio.
La política es una ciencia donde la emoción a veces domina. No podemos dejar que el calor de la política partidista y la anarquista nos haga llegar al colegio exhaustos por insolación o desidratación, pensando que no hay alternativa que la tradicional. Cuando entremos en la caseta de votación, debemos imaginar que entramos en una nevera y que calcularemos fríamente la visión del futuro colectivo de los vegabajeños y de los puertorriqueños.