
Por Thomas Jimmy Rosario Martínez
He leído escritos en el Internet que defienden la escultura del marlin, en el espacio dedicado a los pescadores vegabajeños. También atacan a la presente administración con el supuesto falso de que van a eliminarla. Esas dos premisas son equivocadas.
La historia es simple. Al igual que la tendencia de la época en otros pueblos, el alcalde de Vega Baja, Edgar Santana Rivera, quiso agenciarse un dinero personal a la vez que creaba «obra faraónica» para simular que nuestro pueblo era uno de progreso. Dar la impresión de poder y control con altas expectativas pero con bajos medios, era su propósito.
El problema fue que había dinero y se gestionó más aumentando las contribuciones municipales en más de dos ocasiones. Tanto él, los inversionistas políticos como su asesor financiero se pudieron golosos y explotaron todas las fuentes de ingreso y caudal municipal, estatal y federal, pero los resultados al fin y al cabo fue de obras sobrevaloradas, costosas y deficientes en su construcción y valor social. Tres ejemplos de muchos otros son el edificio de la supuesta Biblioteca Electrónica, la casona de la Playa Puerto Nuevo y la inversión millonaria en esculturas.
Las esculturas se supone que sean obras de arte y más cuando se invierte mucho dinero de un presupuesto municipal para adquirirlas. Generalmente son obras hechas por los artistas locales y con temas locales, porque supone que tengan relación con la historia y la idiosincrasia de los residentes. Pero como eso se planificó para robar y no para ser nuestro orgullo de patria chica, se pagó tres cuartos de millón de dólares por dos estatuas de las mismas, de un oscuro artista y sin vínculo con nuestra historia. Fue un fraude económico y cultural.
Pero ahí no acabó el asalto a nuestra inteligencia. La ubicación frente al centro comercial privado donde está fue también negociado por los oscuros planificadores de entonces, para favorecer intereses ajenos a los municipales. Y para terminar, le pusieron un nombre y una dedicación equivocada, pues los pescadores comerciales de Vega Baja no cazaban marlin. Eso lo hacían los que practicaban la pesca recreativa.
El alcalde Marcos Cruz Molina contrató a una compañía especializada en restaurar monumentos y esculturas. En la Plaza de Recreo hicieron una labor excepcional con el mural de la historia de Vega Baja, originado por José Buscaglia. También trabajaron otras obras y la última que corresponde restaurar es la de la Plaza de los Pescadores. El marlin principal fue removido para trabajar la base y la escultura, que no está hecho con los mejores materiales. Como consecuencia, en el transcurso de pocos años amenazaba con caerse por el moho. O sea, que la pobre calidad del material conque construyeron la escultura es otro factor que hay que sumar a lo negativo de esa aventura de tratar de crear cultura y turismo con obras inapropiadas y vanas.
El alcalde nos manifestó que además de darle el mantenimiento a esta escultura, la otra que fue ocultada después de comprada, será instalada en un lugar adecuado de nuestra ciudad.
Esta historia tiene que ser recordada en todas sus dimensiones. No solo se ayudó a quebrar los recursos municipales durante dos cuatrienios, sino que fue parte de una conspiración entre funcionarios públicos, personas privadas y negocios de cultura de dudosa reputación. Hubo quienes se deslumbraron con un aparente progreso y cambio que nunca fue pensado inteligente y honestamente porque había otros intereses que interrumpieron el curso ordinario de las mejores prácticas de administración pública en Vega Baja.
Tal parece que la pasión partidista a veces cierra el entendimiento. El mejor servicio a un pueblo no se hace criticando para intentar debilitar posiciones con obvios interese electoreros, sino elaborar la crítica para que sea aleccionadora, responsable y asertiva. El presente gobierno municipal no ha sido perfecto. Pueden señalarse deficiencias y malos juicios, pero tiene que hacerse con un respeto a la verdad y con información indubitada. Lo que hace el alcalde con lo que erróneamente hizo la pasada administración es reconstruir sobre las cenizas que dejaron antes de ser retirados de la sociedad o de terminar escondiéndose, conscientes de la vergüenza pública por lo que hicieron.
Todos queremos otro ambiente distinto para nuestro espacio vegabajeño que el que hay en el nivel estatal. Allá las acciones y reacciones contaminan tanto, que a veces es difícil pensar lo correcto, caemos en el pensamiento equivocado de que no hay otro camino y terminamos con ansiedad y desesperación. Es mejor preocuparnos por las muchas rutas que podemos tomar, que quedarnos a la vera. Lo que siempre hace falta son nuevas ideas y tener opciones reales.