Por Thomas Jimmy Rosario Martínez
Hoy amanecimos con un panorama distinto a de la usual percepción sobre nuestro estatus de gobierno. Las tres ramas de gobierno del Gobierno de Estados Unidos de América, que parecían distantes en opinar y actuar sobre Puerto Rico, se pronunciaron claramente sobre las limitaciones del Estado Libre Asociado para resolver sus propios asuntos.
Esa es la historia. Lo importante ahora es cómo vamos a reaccionar y a actuar. Los primeros en fila será los que no quieren que esto se resuelva porque este sistema les resuelve a su vez su estilo de vida e inventarán trucos para prolongar la inmovilidad. Es fácil no estar comprometido con dos ideales -independencia y estadidad- y con la falta de rigores del gobierno estatal para manejar efectivamente la administración del país. Así cualquiera puede parecer exitoso, ganar elecciones y manejar presupuestos al sopapo.
Hay que preparar el escenario de orientación no solo en Puerto Rico, sino también en Vega Baja. Pero para resolver nuestro asunto colectivo hay que poner las cartas en la mesa. Hay que contar la historia, exponer las bases de cada destino promisorio y analizar las alternativas de futuro. Falta que nuestros principales funcionarios electos en el gobierno municipal de Vega Baja, que son también miembros de partidos políticos de al menos tres sectores, se expresen y orienten. Los candidatos a los partidos políticos, incluyendo los que aspiran a ser o continuar como legisladores municipales deben también explicar su ideal y lo que sepa sobre cómo mejorar o terminar la relación con Estados Unidos.
Personalmente creo que no tenemos fuerza moral ni derecho para obligar a la presente generación a hacer un sacrificio como hizo Cuba por ideales irracionales y cargados de falsas premisas. Tenemos que trabajar para lograr una economía sustentable, con honroso trabajo y proyectos viables. Tampoco podemos pensar en separar nuestra economía de una poderosa como la de Estados Unidos para crear una terciaria y querer, por simpatía a ser independientes, recibir el favor de una economía secundaria o inestable.
No podemos comprar sueños ni vender fantasías. Disney está an Anaheim en la costa oeste y en Orlando de Estados Unidos. Tampoco somos Macondo ni Seva para sacar de nuestra imaginación escenarios. Somos Puerto Rico y Vega Baja, con fronteras claramente definidas por la ley y la naturaleza. Este es nuestro canvas y para una buena pintura hay que ser creativos y responsables con lo que vayamos a crear. El discursito «patriótico» es bueno para levantar el espíritu pero no nos sirve para comer ni para satisfacer nuestras necesidades. Y toda la diatriva de los principales partidos podría estar obsoleta ante la nueva realidad.
Hoy no es el día menos pensado. Llevamos casi un centenar de año ostentando la ciudadanía puertorriqueña y más tiempo del que una persona longeva pueda vivir desde que está la presencia del estadounidense americano en nuestro suelo. Muchos puertorriqueños y vegabajeños han expresado su pensamiento y han ejercido su acción para defender o atacar ideales expuestos.
Hay talento en nuestro patio para hablarnos y escribir lo que se piense, pero con la verdad, que es la mejor defensa.