Jesús de la Esperanza

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Diosdado Cano
Diosdado Cano Rodríguez

Jesús de la esperanza

Mi Alma enjuta por el tiempo y macerada

ahora más consciente que nunca de su final,

es un reducto disminuido, dolorido y carnal

que pena en el silencio de la noche callada.

Creer que la misericordia nos será dispensada,

más por su Gracia, que por nuestro actual,

es nuestra verdad, santa, única y real,

pues mi alma, en Jesús, vive esperanzada.

Fue mi mentor, del que necio me alejé un día.

Pero sus enseñanzas de bondad me rescataron,

de las ambiguedades y la duda impía.

Manantiales de alegría, mi alma inundaron,

cuando descubrí de tu amor, la caridad pía,

y milagros de vida, en mis manos brotaron.

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