Por Thomas Jimmy Rosario Martínez

Ayer se conoció -de nuevo- la noticia de que se cerraría el vertedero de Vega Baja. Esta es una noticia como la de Ricky Rosselló sobre los donativos, que la siguen planteando como noticia nueva cuando ya el oficial a cargo de determinar si es un donativo «fantasma», dijo que no lo era. Son noticias que a falta de noticias o de ignorancia de informadores, se recicla cada cierto tiempo y a veces, vienen cargadas de algun orígen politiquero.
La amenaza de cierre está vigente desde que el vertedero estaba bajo la administración del Alcalde Luis Meléndez Cano. Han venido órdenes de incumplimiento, otras para que se cumplan detalles específicos y planes para resolver los problemas a largo y corto plazo.
Lo importante no era que el día menos pensado llegara, porque la virtual realidad de cierre ya estaba cuando la administración presente comenzó en enero de 2013. Lo importante es la reacción inteligente y oportuna que hubo. Marcos Cruz se orientó con la gente conocedora de este técnico asunto y en forma responsable enfrentó la crisis de disposición de desperdicios sólidos de Vega Baja. Consiguieron un predio adicional y en síntesis, lo prepararon jurídica y materialmente para que sirviera de recurso para los próximos años. En una ocasión hizo hasta un viaje de horas a Nueva York, para que la estadía fuera menos costosa para el Gobierno Municipal, lo que implicó un sacrificio personal a su salud.
Los problemas con la disposición de la basura son históricos. Antes que hubiera recogido por el gobierno municipal, los desperdicios se quemaban o se enterraban cercano a las viviendas y los edificios. Luego hubo un recorrido en carreta y cuando vinieron los vehículos de motor, se adquirieron camiones para recoger y disponer de éstos. Varias ordenanzas municipales se aprobaron desde el Concejo, Asamblea Municipal y Legislatura Municipal para ordenar la situación de salud que provocaba la falta de reglas o el incumplimiento ciudadano con las existentes. Posteriormente tanto el Gobierno Estatal como el Federal han cobrado una participación en la reglamentación y fiscalización de los gobiernos municipales como el de Vega Baja, las industrias, comercio y ciudadanía en general.
La disposición de desperdicios sólidos ha tenido un efecto legal en las administraciones municipales. Bajo Luis Meléndez Cano se cerró el vertedero de Río Abajo y se abrió el actual cerca de la costa. Como consecuencia de una transacción dicho alcalde fue acusado y luego exonerado en la Corte Federal. Su sucesor, Edgar Santana Rivera, quien le cedió el vertedero a Andrés San Miguel, su director de campaña de las elecciones de 2004 y 2008, fue acusado y convicto como consecuencia de esa asociación y otras. Al actual alcalde, Marcos Cruz, no se le conoce ningun acto inadecuado o irresponsable sobre el particular. De hecho, comenzó una campaña coordinada para el reciclaje.
El cierre del vertedero municipal no es un problema que no haya sido estudiado y hasta reglamentado por años. La conservación de ese monumento de lo que nadie quiere costará mucho dinero como ha estado costando y costará el de Río Abajo, lleno de una contaminación contenida bajo toneladas de materiales para evitar que migren sus contaminantes.
Ahora la mente del futuro debe anticipar soluciones a lo que pasará cuando el espacio que se abrió, se agote. Visionar es parte del servicio que nos da la historia, por lo que Marcos Cruz y los demás aspirantes a alcalde deben ir cargando con una tribulación adicional.