Por Esmirna Vega
Un problema sin resolver.
El problema de los vagabundos en Vega Baja cada vez es peor. En cada luz de semáforo encontramos dos o tres personas pidiendo dinero. Eso es desde que entramos hasta que salimos del
municipio. Mientras transitaba en la carretera número 2, frente al pulguero, pude notar que están utilizando uno de los postes como zafacón público. Una muchacha joven pedía dinero con gran tranquilidad en su rostro, como si fuera algo de costumbre diario. La incomodidad invade mi espíritu en esos momentos.
Para mi conciencia, el dar dinero a estas personas es sinónimo de regalarle una soga para que se suicide. Todos sabemos que en su mayoría lo utilizan para sostener su vicio de drogas. Realmente no aporto dinero para eso, me sentiría mal conmigo misma.
No obstante, siento gran desespero en ver como muchas personas llevan su vida hacia este abismo sin sentido y como con ellos van afectando el lugar haciendo este tipo de cosas como aparece en las fotos. Es triste porque al perder su orgullo y dignidad, no les importa el resto.
Debe existir alguna forma de hacer que estas personas se rehabiliten, se transformen en personas que aporten a la sociedad y puedan rehacer sus vidas.
En Orlando Florida estas cosas no se ven, aunque allí también hay necesidad. En algo estamos fallando, algo está saliendo mal cuando tantas personas se están rindiendo a la vida y lanzándose por el precipicio de la adicción.
¿Qué podemos hacer? La solución no está en alimentarlos porque eso lo hacen en Vega Baja. Tampoco en vestirlos porque las iglesias se han encargado de eso. Mucho menos de buscarles hogar porque en Vega Baja hay una agencia que les ayuda a buscar vivienda a los deambulantes.
Entonces…¿dónde está el truco para que las cosas cambien para el bienestar de estas personas?