Por Thomas Jimmy Rosario Martínez
En diciembre de 2013, luego de aquella extraordinaria exaltación de cuatro peloteros al Salón de la Fama del Deporte de Vega Baja Melao Melao, el alcalde Marcos Cruz, se acercó al Dr. Jose Manuel Portela y le aseguró que el Museo se habría de trasladar a Casa Portela.
Eso es un sueño de muchos años que en la Junta Directiva hemos tenido por razones de seguridad y de conveniencia para todos. Es obvio que estando en un lugar de mayor acceso, podemos demostrarle a los vegabajeños y a los que nos visitan, las hazañas históricas de nuestros deportistas.
Inmediatamente que el alcalde comenzó a ordenar los pasos a seguir, empezó la oposición. No es necesario mencionar nombres, pero hubo al menos dos personas de la administración que no creían que el deporte es parte de la historia de un pueblo. Ambos me trataron de convencer de que no era cultura y que solo la cultura tendría espacio en un lugar tan augusto como Casa Portela. Me soprendió porque son personas educadas y que han sido promoventes de la cultura vegabajeña por muchos años. Pero estimaba entonces y estimo hoy, que estaban equivocados. Por lo menos los compañeros del Salón, nuestra organización, que cumple veinte años de fundada, creyó en su propósito. Y el alcalde Marcos Cruz Molina, en medio de una situación fiscal terrible, ha ido cumpliendo por etapas su palabra empeñada. Aunque aun no tenemos el Museo, estamos ejerciendo la parte operacional de la Junta junto al administrador Pedro (Yongo) Crespo Ferrer, uno de los exaltados y haciendo presencia en la parte oeste del edificio, organizando materiales y planificando.
El Museo del Salón de la Fama del Deporte de Vega Baja Melao Melao se proyecta como uno de los mejores lugares de conservación histórica del deporte de Puerto Rico. De seguro habremos de ser recinto de visita y consulta de los historiadores y cronistas deportivos y de espacio de educación para todos, porque la historia del deporte vegabajeño es parte de la historia del deporte puertorriqueño.
Hace unos días estuvo la Junta en pleno rescatando para el futuro documentos, recortes de periódico y fotografías que nuestro compañero Nicolás Pérez Urbistondo había guardado por años, con un sentido y celo histórico que es digno de emular. «Tilín» no solo ha sido ejemplo en el levantamiento de pesas y la natación, sino que nuestra ciudad le debe reconocer como uno de los conservadores de la historia vegabajeña.
En la Colección Historias de Vega Baja que mi padre ha preparado desde 2003, hay un tomo especial que es dedicado al Festival Mar y Sol que se escenificó en 1972 entre Vega Baja y Manatí, del cual Tilín conservó mucho del material que allí se presentó. Entre lo que hemos recibido de él y de María, su esposa, tenemos mucha información valiosa no solo del deporte sino de Vega Baja en general, que habremos de poner eventualmente en manos de la Escuela de la Historia Vegabajeña y del Centro Histórico de Vega Baja, como custodios de esas fuentes de investigación.
El Salón de la Fama del Deporte es una institución cimentada, como hemos dicho antes, en la historia del deporte de los vegabajeños. Por eso cumple una función dual de estimular la actividad deportiva mediante el reconocimiento social de la excelencia de aquellas personas y equipos que se destacan.
Es la historia del vegabajeñismo en una de sus partes más activas. Porque para aquellos que creen que la cultura deportiva no es cultura, salgan a turistear en nuestros barrios y sectores en las noches y los fines de semana y vayan a los parques para que vean donde están activos y preparándose los vegabajeños para la historia futura.
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