Elsa Tió
Me acabo de enterar de la muerte de nuestro querido Teodoro Vidal. Teodoro ha sido por casi medio siglo un gran coleccionista de nuestra memoria y de nuestra identidad. No se limita a guardar o acaparar colecciones para su disfrute personal, se ha dedicado con pasión a organizar, clasificar, investigar y rescatar, desde la generosidad, y patriotismo miles de artefactos con el fin de devolvérselos al Pueblo de Puerto Rico .
Como coleccionista no se dedica a reunir conjuntos de una misma cosa, son múltiples , numerosas y variadas los temas y objetos de sus colecciones. En ellas podemos apreciar las artes del tejido, la alfarería, la talla de santos, la fotografía antigua, la miniatura, la platería y la orfebrería, el mueble, las caretas del Carnaval de Ponce, pinturas, los conjuros y hechizos, los milagros o ex-votos, entre otros . Ha realizado sólo el trabajo de una institución.
Y lo ha logrado desde una pasión, y una emoción tan ajena a la vanidad, porque entiende que esas colecciones son un derecho que el pueblo tiene para conocer, mantener y proteger y apreciar su identidad cultural . La multiplicidad temática de sus colecciones tiene un motivo, Teodoro Vidal tiene la misión y el interés de invitarnos a echar un vistazo, a nuestro mundo cultural a través de diferentes épocas .
Y lo hace con un gozo hasta juvenil, no caduca en él el entusiasmo, sigue teniendo el mismo empeño y energía por adquirir, como para investigar todas estas piezas realizadas por nuestros artistas, y artesanos . Al contemplar el conjunto de las diversas colecciones Vidal prestigia nuestro quehacer cultural. Y mayor mérito tiene el que una mayoría estas piezas son únicas e imposibles de reproducir hoy .
Como buen coleccionista investigador ha sido un fiel y entusiasta seguidor incansable de las obras de José Campeche, nuestro insigne pintor del siglo XVIII y principios del siglo XIX. Según críticos de arte, el mejor pintor de la época en Hispanoamérica. Y desde su noble labor detectivesca ha descubierto y rescatado 8 cuadros que se creían perdidos. Y se dice rápido, pero tomó años y dedicación poder encontrarlos en galerías de arte en Nueva York, Europa, Latinoamérica . Y esa búsqueda incansable nace del amor a un país y a su historia, y dona sus piezas para el disfrute de todos .
Con inteligencia , meticulosidad de relojero y disciplina propia del estudioso serio, hurga con detenimiento en el pasado histórico de cada pieza , y nos revela junto a la belleza de los cuadros, dibujos, grabados, la historia no sólo de José Campeche, sino de los personaje pintados en sus retratos. Por ellos nos enteramos de la historia de hombres y mujeres que vivieron en el Puerto Rico de otro siglo, la vida que llevaron, sus vicisitudes, éxitos y fracasos, sus anécdotas. Y entre ellas descubre una poderosa historia de amor , útil para nuestros escritores y novelistas en la que Ysabel Odaly , una de sus modelos, relata en su diario como tuvo que luchar para defender su amor, y en el 1805 se casa clandestinamente, para empezar un litigio muy fuerte que dura años con Gregoria Cestero al tratar de anular su matrimonio con Joaquin Goyena .
Su misión como coleccionista es inseparable de su fusión como investigador, son anverso y reverso de una misma moneda, adquirir valiosos cuadros o artefactos para Teodoro Vidal no es su único interés, se suma a ello el investigador educador, que sé da a la tarea de reconstruir a través de estas piezas parte de nuestra historia, desenterrando un pasado cultural , cívico y social. Teodoro Vidal sabe que sin pasado no hay voluntad de futuro. Y siente orgullo por nuestra cultura y nos hace sentir igualmente orgullosos. Su afán investigativo se comprueba con 25 libros publicados, en el que nos deja constancia de sus hallazgos en investigaciones monográficas, ensayos editados ; y todo lo ha publicado de su propio peculio.
Podríamos decir que es un detective enamorado que aboga y nos hace conscientes de la plenitud de nuestros valores siguiéndole la pista a las mas diversas manifestaciones de nuestra cultura. y nos deja huellas para que sigamos el camino de nuestra identidad . Su intención es adentrarnos en nuestro espacio creador que nos afirma como puertorriqueños. Teodoro entiende que lo que no se recuerda no existe, nos aísla de nosotros mismos , sin memoria no hay país . Por ello nos muestra los mas variados aspectos de nuestra historia cultural, social y al hacerlo nos une , nos regocija , como sólo la cultura puede hacerlo.
Si el tiempo es oro, Teodoro Vidal no ha escatimado en regalarnos el oro de su energía y de su tiempo en la diversidad impresionante de temas en las colecciones que dona. Su gesto y acciones se cumplen en las palabras de nuestro primer pedagogo Román Baldorioty de Castro cuando escribió esta máxima “ Amar a Puerto Rico, conocer a Puerto Rico, servir a Puerto Rico”.
Y esas tres cosas es lo que ha hecho consecuentemente el amigo Teodoro Vidal, amar, conocer y servir a Puerto Rico. Y esa labor merece nuestro aprecio, admiración y reconocimiento y recuerdo.