Anoche, como todos los jueves de cada semana, convocamos a los Investigadores de la Historia Vegabajeña para tomar la clase HV218, Historia de las Fiestas Patronales en Vega Baja. Esta clase es de dos créditos dentro del Programa de Certificación en Historia Vegabajeña. La clase y todo el programa está abierto a cualquier persona interesada y no hay cobro de dinero por ello. Previamente habíamos circulado por nuestro correo electrónico un bosquejo de los subtemas a cubrir, como usualmente hacemos.Vienen las Fiestas (4): La tertulia de anoche
Por Thomas Jimmy Rosario Martínez DVPR
Anoche, como todos los jueves de cada semana, convocamos a los Investigadores de la Historia Vegabajeña para tomar la clase HV218, Historia de las Fiestas Patronales en Vega Baja. Esta clase es de dos créditos dentro del Programa de Certificación en Historia Vegabajeña. La clase y todo el programa está abierto a cualquier persona interesada y no hay cobro de dinero por ello. Previamente habíamos circulado por nuestro correo electrónico un bosquejo de los subtemas a cubrir, como usualmente hacemos.La clase se tornó en una mágica tertulia. Todos los presentes tenían algún conocimiento o anécdota que aportar. Al final, cada uno de los presentes tuvo en sus manos un ejemplar de distintos años de los Programa de Fiestas Patronales que se han elaborado desde hace más de medio siglo.
En 1973 publiqué «Particularidades de la historia de las Fiestas Patronales» donde hice un recuento de lo que había sido y era esa actividad anual. Posteriormente ha habido otros autores que han aportado sus investigaciones y conocimiento, lo que nos permite tener distintas perspectivas de esa tradición.
Las Fiestas Patronales se convirtieron en Vega Baja.a partir de 2003, en las Fiestas de Pueblo. El origen de celebrar festividades a entidades espirituales viene de las civilizaciones antiguas pero a nosotros nos llega desde Europa y muy particularmente de nuestra relación con España. Allá en la Madre Patria, aun se celebra las fiestas en honor a los patrones o patronas de la religión cristiana.
La fe viene de la insuficiencia del ser humano de poder explicar el milagro de la vida. En su aspecto individual, busca una fuerza más poderosa que él y la hace su dios y de la misma manera que reverencia a personas de carne y hueso como los monarcas y jefes de estado, que los ve o conoce de su existencia, convierten en fuerzas divinas lo que no pueden ver. Los indios tenían al dios Juracán y nosotros a Jesucristo. Otros cristianos, creen en la Vírgen y le atribuyen poderes. Para contar con su benevolencia como mediadora ante Dios y capaz de producir cambios en la vida de los seres humanos, se le honra e incluso se le da categoría de santidad.
Los políticos siempre se han guardado un lugar separado de la religión para poder hacer sus obras sin la censura eclesiástica. Cuando los pueblos se fundaban, el espacio de la Iglesia y el estado se quedaban a cada lado de la plaza, uno mirando al este y el otro hacia el oeste, controlando los puntos cardinales laterales y con sus puertas de frente a frente velando los respectivos excesos de los dos poderes. Así es en Vega Baja, todo Puerto Rico e hispanoamérica. Por eso, cuando estudiamos la historia local de las fiestas patronales vamos a encontrar espacios de coordinación perfecta, sumisión o confrontación.
El entramado legal se utilizó para validar la intervención del estado. En tiempos de España en Puerto Rico, la Iglesia Católica lograba la contribución económica de los vegabajeños a las actividades de la Iglesia, como la misma construcción y reparaciones a su templo y asimismo, los párrocos vegabajeños celebraban las fiestas a la patrona con la participación imprescindible de los oficiales municipales locales. Aun queda parte de esa tradición, bienintencionada a mi juicio de parte del alcalde Marcos Cruz con el Padre Jorge Paredes por su afinidad religiosa. Marcos Cruz ha sido toda su vida un devoto cumplidor y ejemplar del catolicismo y no tiene que ser distinto porque sea alcalde. Mientras lo que haya sea una relación social, que igual la tiene con miembros de otras religiones, no tiene que dar cuentas a nadie. La separación de iglesia y estado de nuestra Constitución no significa que no pueda cooperar con aspectos como la conservación del templo histórico o actividades relacionadas al turismo local y esa maravillosa fuente de historia que nos enorgullese.
En Puerto Rico se aprobó legislación temprano en el Siglo XX para autorizar las fiestas patronales hasta un máximo de diez días. La Asamblea Municipal y la Legislatura Municipal posteriormente, hicieron sus respectivas partidas para reservar ese dinero en los presupuestos y autorizar subastas y manera de obtener servicios externos. Mientras tanto, los alcaldes controlaron todos los detalles. En ocasiones creaban distintos comités pero en realidad la labor se quedaba en unos pocos.
Hoy día las Fiestas de Pueblo duran la mitad pero cuestan el doble. En los próximos días estudiaremos los detalles de las celebraciones antiguas en comparación con la actual y los aspectos que pueden mejorarse y adicionarse para celebraciones futuras. El análisis de la historia nos permite reflexionar y accionar.
Les invito a que aquellas preguntas o aportaciones sobre este tema lo compartan con nosotros por medio de nuestro correo electrónico diariovegabajeno@yahoo.com.