Por Thomas Jimmy Rosario Martínez
Cuando era pequeño, el anuncio de tormenta era excitante. Mi padre formaba todo un protocolo para estar listo con técnicas que debe haber aprendido cuando fue miembro voluntario de la Defensa Civil en Vega Baja. Los que lo conocen bien sabe que desde enero se prepara con sus plantas eléctricas, cajas de agua y todo lo que se necesita para la supervivencia placentera. Nunca termina de prepararse, pero allá terminamos todos cuando empieza a fluir la carencia de las cosas.
Así como todos debemos prepararnos, el Gobierno Municipal debe cumplir con todas las exigencias mínimas para estar listos. Ahora mismo yo creo que no lo está, porque si para atender las eventualidades comunes le falta mucho, veremos solicitando ayuda externa si hay una catástrofe natural o accidental en nuestra ciudad.
Llevo nueve años insistiendo que estemos listos para un tsunami, pero la incompetencia de la pasada administración y la lentitud de esta nos lleva a concluír que estaremos listos para cuando se registre el segundo tsunami.
Pero la necesidad de Tsunami Ready es solo una de las aspiraciones que debemos tener como pueblo. Las posibilidades de inundaciones por lluvias, destrucción por tormentas y huracanes tienen hasta una temporada de incidencia común en el año y ocurrencia en pocos años. Los terremotos no avisan aunque sabemos que en el pasado han destruído propiedad inmueble en nuestra ciudad y la posibilidad de un accidente vehicular múltiple o de carreteras siempre está presente. Teniendo un mar al norte y un terreno frágil al sur de Vega Baja suma más peligros naturales.
Los ciudadanos tenemos que ayudar al Gobierno Municipal y al resto del pueblo, pero nuestros gobernantes tienen que educarnos. Actuar al garete solo complica las cosas y tal parece que necesitamos pasar por la experiencia de la pérdidas de vida y propiedad para crear conciencia individual y colectiva.
Al alcalde y a los legisladores municipales les recuerdo que es momento de releer las disposiciones de la Ley de Municipios Autónomos respecto a las situaciones de emergencia. Recuerdo que el Dr. Piñeiro, asesor económico del alcalde Edgar Santana, la tenía como llave para abrir toda fuente de dinero y así evadir requisitos y cumplimiento de normas, pero nunca se usó correctamente. De hecho, me parece haber leído en unos de los informes del Contralor, que eso fue uno de los hallazgos negativos.
Pero más que prepararnos para pedir, es el tiempo de precaver. No necesitamos solo el plan de mitigación de la Oficina de Manejo de Emergencias sino un plan de pueblo para anticipar las situaciones difíciles y las crisis por desastres y accidentes. Y desde luego, en donde la participación de todos se cuente…