Don Jaime Rodríguez Pérez

Por Thomas Jimmy Rosario Martínez, Investigadores de la Historia Vegabajeña

farmacia rodriguez

He conocido a Don Jaime toda mi vida. Mis recuerdos más antiguos son la estima y agradecimiento que mi abuelo y mis padres le tenían a su padre, Don Agustín, a su madre, Doña Ana Pérez Melón,  a sus hermanos médicos y a él. Posteriormente generé mi propio afecto a un ser tan agradable y generoso, esposo de Doña Ligia y padre de mis amigos y vecinos Analís, Jaime y Eduardo, allá en la Calle Baldorioty.

Jaime Rodríguez Pérez nació en 1921 y murió con las botas puestas. Horas antes de su fallecimiento había dado su última jornada de servicio al pueblo pasadas sus nueve décadas, en una rutina comprometedora con su salud, que desde hacía algunos años no era muy buena. Tenía cáncer, sordera y ceguera, pero eso no impedía el diálogo franco y ameno que en ocasiones sosteníamos.

Tal vez Don Jaime sea el último de los boticarios antiguos de Vega Baja. Esos que eran como médicos sin licencia pero que sabían cada fórmula médica que necesitaban los enfermos de todo. Licenciado en farmacia, conoció de comercio vegabajeño con su padre Agustín en su negocio de provisiones cuando no se vendía los paquetes de arroz ni las latas de habichuelas. Si la información es correcta, hizo su práctica de farmacia con su tío, Don José Antonio Pérez Melón, conocido como Don Toño en la esquina de la calle Muñoz Rivera y Betances, edificio conocido como La Guardesa. Luego adquirió la Farmacia Nueva de José (Pepito) Nater y le puso su apellido, donde hoy día es La Placita.

En la Calle Acosta, adquirió el edificio que una vez perteneció a parientes políticos y de sangre e instaló la Farmacia Rodríguez que conocemos. Muchos estudiantes de farmacia,  incluyendo a mi hermana Flor Rubí, tuvieron su práctica con Don Jaime.

Tenía una voz fina y algo ronca; era una persona agradable, al estilo de los farmacéuticos del antaño vegabajeño que sostenían un lugar donde había tertulia,  amistad y tolerancia. Recuerdo a Agapito Rosario, el Presidente de la Asamblea Municipal,  a  José (Pepe) Rodríguez, el esposo de Gloria Barreto y a otros, que tenían la farmacia como punto fijo de entrada y salida y hasta de contacto con el resto de la sociedad.

Don Jaime era una persona sensible, no hace mucho lloró en mi hombro la muerte de su hermano David, otro de esos médicos gloriosos que honraron a nuestra ciudad, junto a Agustín, Carlos Oscar, Manuel y Eduardo. También tenía hijos y nietos médicos. En todas las generaciones que le siguieron hay profesionales de la salud, incluyendo los cónyuges de sus hijos, quienes han heredado la vocación de servicio de su padre.

El miércoles pasado, nuestra asociación Investigadores de la Historia Vegabajeña terminó la tercera etapa de investigación de la vida y obra de Nicolás (Tilín) Pérez Urbistondo. Sin saber del descenlace que le esperaba a Don Jaime en la mañana siguiente, le mencionamos en varias ocasiones porque en el lugar de su farmacia era  donde Tilín había nacido y donde acudía religiosamente al final de cada jornada diaria. Irónicamente, la vida de Don Jaime Rodríguez Pérez estaba en turno preferente para recoger su experiencia de vida en el proyecto de Historia Oral de la asociación.

Esa muestra de que cualquier acontecimiento cambia el rumbo de la historia, lo estamos sufriendo en carne viva. Ya estamos notando su ausencia. Extrañaremos no haber podido completar la biografía pública de su vida como estamos haciendo con su primo Tilín Pérez. El acuerdo secreto que habíamos convenido con sus hijos Eduardo y Jaime para reconocerlo públicamente y propiciar el irse a descansar en vida y no después de la muerte, se malogró al Dios disponer del tiempo de Don Jaime y no nosotros.

Eso es muy profundo especialmente cuando se trata de un hombre que vivía sin pretensiones ni encumbramientos y que no fallaba a estar dispuesto a servir. Es la lección que todos tenemos que aprender de la vida porque el momento de la transición, no es nuestro.

jaime rodriguez perez

En la esquela de El Nuevo Día se informa que los actos fúnebres comenzarán hoy viernes a las 11 de la mañana  cuando se expondrá en la Funeraria Fuente de Luz de Vega Baja.

Mañana sábado, habrá una misa de cuerpo presente en la Parroquia Nuestra Señora del Carmen, localizada en su queridísima playa de Vega Baja.

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