A las seis de la mañana| El amor como fuerza política

Por Thomas Jimmy Rosario Martínezlogo biblioteca electronica vegabajeña diminuto

thomas-jimmy-rosario-hijo version cortaUna de las candidatas a gobernadora, Maria de Lourdes Santiago, termina sus anuncios con un pequeño sonido o jingle sobre el corazón, que es uno de los símbolos del amor. No recuerdo que los políticos hablen de este tema directamente aunque en algunos se sobreentiende cuando hablan de la patria, la nación y de los puertorriqueños.

El amor es la fuerza más grande que existe. Nos permite ser mejores, superiores y excelentes. Ni las fuerzas más oscuras pueden hacer las maravillas que nos prodiga el amor y menos pueden superarlas. Cuando nos sentimos tristes, es porque nos falta amor, porque este nos da certeza, seguridad, posicionamiento y energía.

Los políticos utilizan algunas técnicas para atraer a los seguidores y los mantienen con su retórica afín a un ideal o a unas actuaciones. El amor lo usan para atraer pero a veces no se le da continuidad. Lo convierten en otra cosa, porque el amor en su pura esencia no traiciona a nadie ni a nada.

Si los políticos tuvieran el amor como norte, no habría expresiones desafortunadas para el rival. Se comprendería que tenemos diferencias ideológicas, pero que el aprecio por el ser humano debe estar por encima de toda consideración. Cuando se llega al ataque personal, no se emplea el arma poderosa del amor, sencillamente se baja a otros niveles y se abre la competencia por prevalecer por encima de la verdad y de la paz.

El amor representa, en todas las circunstancias, la paz. El que ama, da paz. Y esto no es una frase clichosa, conveniente y del mundo de las ideas. Es una realidad que se transforma en actitudes corteses continuas, en resultados materiales provechosos y en la reinvención y transformación del mundo que vivimos.

Los políticos deben invocar al amor todos los días de su vida. El día que lo pierden comienza el desafecto y la noche negra de la incertidumbre y desorientación.

El amor está tan cerca como para pensar en él siempre. Lo que es bueno para forjar la concepción del ser humano, que es la suprema magia de la creación, debe ser igualmente bueno para todo, incluyendo la política.

Si  a los vegabajeños y a los puertorriqueños les queremos hacer bien, debemos tratarlos con amor y este tiene que ser continuo. Todos los políticos deben copiar la fórmula. No hay otra forma.

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