A las seis de la mañana| Disputas Internas dañinas

Por Thomas Jimmy Rosario Martínez

Una cosa es que los partidos políticos, una vez deciden quiénes sean sus candidatos, hagan ruido de guerra entre ellos, pero cuando dentro de un partido empieza la tiraera, le reduce su imagen de unidad y afecta sus ofrecimientos.

En el Partido Republicano de Estados Unidos, los líderes han estado abandonando al candidato Donald Trump por su propia conducta incorrecta. En Vega Baja, la disputa en el Partido Nuevo Progresista no es con el candidato, sino entre sus feligreses, por expresiones incomprensibles cuando una campaña interna ya ha terminado.

Leamos esto:

«Milton Rivera quiero aclararte algo, para que mi esposo Adalberto Jiménez Rosario pertenecer al PNP no necesita que le paguen marbete para el carro y tu lo sabes que dejastes a Miguel Angel Figueroa porque no te aflojo billete. La esposa se Adalberto esta servidora esta pasando por una situación de salud que ni tu ni nadie ayudó ni ayuda en el proceso. Si usted es siervo de Dios que el mismo Dios venga y lo vea. No fastidies oportunista que las paredes de tu templo no son marfil y que tu tiempo esta cerca. Somos personas honradas y serias, cállate que te conviene.

En el seno de los otros dos partidos hay situaciones similares. En realidad no hay manera de definir quién es más partidista que otro dentro de una colectividad. Eso es irrelevante cuando ya la campaña primarista ha concluido. Esto es llevar una campaña al extremo del fanatismo y no debe tener cabida, porque no abona a una competencia racional de los partidos para capturar los votos que necesitan para ganar o hacer presencia en el próximos gobierno.

Los presidentes de los partidos deben desautorizar expresiones que no compartan cuando esto ocurra o de apoyarlas si están de acuerdo. El silencio es cómplice por los mensajes subliminares y no oficiales, contaminan el ambiente y derrotan propósitos genuinos que puedan tener los partidos en Estados Unidos, Puerto Rico y Vega Baja.

Hay que  hacer política limpia y clara y hacer una oferta visible y sin ambages para el pueblo.