Por Thomas Jimmy Rosario Martínez
Las últimas dos protestas -la de la conferencia educativa sobre la Junta de Control Fiscal en un hotel de la capital y la protesta contra Walmart- son dos ejercicios peligrosos. Puede que haya razón democrática en la protesta aunque no tengan la razón en llevar esto al nivel de la paralización de acciones laborales o institucionales.
Veo dibujado el camino de la anarquía, como una respuesta social a un mal gobierno. Hay gente que no son exitosos en preparar propuestas como para postularse en posiciones públicas o sus proposiciones no son aceptados por los demás y optan por romperlo todo. En esa peligrosa ruta se destruye colateralmente el orden acostumbrado, la paz y recursos y derechos ya obtenidos.
Las minorías pueden posesionarse de las instituciones, pero no tienen derecho a abusar de ellas. El Colegio de Médicos y Cirujanos hasta hace poco lo dirigió un grupo que vació las arcas para atender problemas de fuera de Puerto Rico cuando aquí tenemos la necesidad. El Colegio de Abogados de Puerto Rico, por sus acciones y posturas se fragmentó por elementos divisores que lo convirtieron de obligatoria y cuasi-pública, en una entidad corporativa privada, sancionada por los tribunales y por el gobierno y convertida en una sociedad por selección y no por obligación de los ciudadanos. Muchos centros culturales de Puerto Rico han desaparecido o no son funcionales por la misma razón.
En mi opinión, la gente quiere ver soluciones que entienda. El vegabajeño y el puertorriqueño promedio es muy inteligente y yo creo, en mi interacción con los amigos del norte, que somos más inteligentes que los americanos. Tenemos más inventiva y sabemos salir de los problemas mucho mejor que ellos. También nuestros vínculos familiares nos hacen más solidarios.
Nuestra fortaleza es también nuestra debilidad. La emoción que le ponemos a las pasiones, nos nubla a veces el entendimiento. Perdemos noción de espacio, tiempo y propósito. Ahí se presenta la anarquía. Esta es buena cuando no hay alternativas (a río revuelto, ganancia de pescadores). Pero es malo cuando lo que se quiere es empujar doctrinas disfrazadas con temas escogidos como pancarta.