Por Thomas Jimmy Rosario Martínez
Anoche escuché hablar al candidato David Bernier sobre el estatus y me sentí triste con sus declaraciones. El quiere un desarrollo del Estado Libre Asociado con más autonomía y la ciudadanía americana. El da a entender que si esto es lo que los puertorriqueños quieren, se lo tienen que dar. Esa es la misma teoría de Rafael Hernández Colón que sólo ha tenido como resultado el ningunismo y el nonismo.
Uno esperaba que el candidato tuviera una mente más clara de hacia donde debemos ir. No es que escoja la estadidad, pero ese desarrollo del ELA no es posible. No ha ocurrido desde 1952, no está dentro de los preceptos anticoloniales y Estados Unidos nos deja como colonia si queremos, pero sería aceptar la inferioridad como ciudadanos americanos, declararnos esclavos de un régimen que no nos da oportunidad de elegir y participar a los que nos rigen. Es consentir la tiranía.
Me sentí triste porque sus palabras anteriores eran de que teníamos que esperar que Estados Unidos resolviera si nos iba a imponer una Junta Fiscal y que el Tribunal Supremo Federal decidiera el poder local en un caso reciente, que ya se resolvió en contra de Puerto Rico mas otro denegando la legislación local de la quiebra institucional. Me sentí triste porque no esperaba que imitara a los políticos que han aspirado antes, con ideas similares de no aportar las herramientas para el cambio permanente que tanto necesitamos. Se colocó, con sus actuaciones, en la teoría desacreditada de lo mejor de los dos mundos, que es una manera de pensar que ya ha sido descartada.
Sólo hay dos mundos, el de Estados Unidos y el de Puerto Rico. Como puertorriqueños, tenemos que vivir en un mundo insuficiente y defectuoso que nos dejó la retórica de Muñoz Marín y los estrategas populares del pasado. Como americanos, en nuestro propio suelo no podemos participar plenamente de los derechos de la nación americana. Para lograrlo, tenemos que viajar a alguno de los estados.
Algunos estadistas son también culpables de esto porque entre ellos lo importante era obtener el poder como medio para obtener propósitos y se quedaron en un mediocre resultado respecto lo que ofrecieron al pueblo para capturar su voto. Aunque no se diga y aun cuando se niegue, estas elecciones son plebiscitarias.