A las seis de la mañana| Inundaciones

THOMAS JIMMY ROSARIO HIJO

Por Thomas Jimmy Rosario Martínez

El nombre de nuestra ciudad -Vega Baja-  lo dice todo. De hecho, es un nombre de dos palabras que significa lo mismo, lo que lo hace una frase redundante. Solo tiene su nombre para diferenciarlo de Vega Alta, que fue primero oficialmente, proveniente de La Vega o Las Vegas.

En términos geográficos, el terreno costero es generalmente bajo en relación con el resto de cualquier otro territorio. Lo que llamamos tierra en relación con el océano es sólo la parte más alta de unas montañas submarinas que salen a la superficie. Por eso Vega Baja comienza con una altura de cero pies al nivel del mar hasta alcanzar alrededor de 35 pies en el área del casco y mucho más en la parte sur colindante con Morovis, en forma ascendente.

Súmele a eso que  nuestra ciudad es afortunadamente prolija en fuentes de agua. Dos ríos, manantiales, lagunas, ríos subterráneos, caños y toda el agua que entra en el norte por medio del mar. Esos dos factores, la bajura y el elemento  del agua, crean el ambiente perfecto para que pase toda el agua del sur por la superficie y  bajo la tierra y formen el ambiente perfecto para inundaciones.

Las crónicas antiguas demuestran a un pueblo de accesos pantanosos y de pérdidas constantes por inundaciones,  afectado por enfermedades que tienen que ver con la pudrición causada por el proceso natural de la descomposición animal y vegetal.  Eso no es noticia nueva. En los años sesenta la situación se agravó con el desarrollo de las nuevas urbanizaciones Brasilia y Villa Real, ubicadas en lugares desventajosos, lo que alteró sustancialmente los niveles de escorrentías de Vega Baja.

Mi padre tiene cientos de fotografías de los acontecimientos y daños que provocaron muchas inundaciones. Los recortes de periódico en todas las publicaciones que guardamos dan cuenta de nuestro gran problema eterno que a la vez representa una bendición, si aprendemos a manejarla.

Las inundaciones, especialmente las urbanas, no van a eliminarse. La naturaleza siempre encuentra el camino para realizar los procesos de la vida. El agua, es una parte esencial del Planeta Tierra y de nuestro cuerpo y solo debemos aprender a utilizarla de forma efectiva, canalizándola y no permitiendo que se pierda ni que se agote.

Nos tocó vivir en la abundancia de este recurso y eso nos trae un efecto secundario. Por años hemos pensado que nuestro problema colectivo de inundaciones está resuelto por los proyectos que se han realizado, pero no es verdad. Hemos enfatizado en la posibilidad de que una ola gigante nos llegue por el norte, que es posible, pero debemos atender todos los flancos. Hay que pensar el problema de las inundaciones desde la perspectiva del presente y del futuro,  porque podemos perder lugares, accesos, propiedad, la salud y la vida.

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