Por Thomas Jimmy Rosario Martínez
thomasjimmyrosario@yahoo.com
Diariamente converso e intercambio mensajes de texto con distintas personas de interés diferentes sobre aspectos de la historia vegabajeña. Algunos creen que no lo sé todo y tienen razón, pero más razón tengo yo que sé que nunca lo voy a saber todo de lo que más quiero y a lo que más he dedicado mi tiempo. Ellos me fascinan porque me dan nueva información y nuevos escenarios desde donde contemplar nuestro pasado.
Otros creen que sé mucho y tampoco es verdad, pero se complacen con lo que comparto y me siento feliz con lo que puedo comunicar. Mi vida va de escribir en la mañana y hablar el resto del día y curiosamente, de lo que hablo más es precisamente, de la historia de nuestra ciudad.
La memoria de un pueblo como el nuestro es importante conservarla individualmente, pero la memoria colectiva lo es más. En ella nada es descartable y aun los detalles que en primera instancia no le prestamos mucha atención, pueden ser mas adelante el foco de nuestra atención, cuando descubrimos su pertinencia temporal.
En cuanto a las personas, todos son importantes. En una ocasión me preguntaron porqué los retratos de los vegabajeños negros estaban más visibles en la Escuela de la Historia Vegabajeña, donde tenemos una muestra de fotos tomados por mi padre. La contestación es simple. Detrás de muchos blancos, habían muchos de otra pigmentación haciendo el trabajo fuerte, mientras que los otros recibían el mérito. Lo mismo pasó con las mujeres, invisibles para la sociedad, pero presentes y constantes. La falta de oportunidad es uno de los temas de la historia, que amplía la perspectiva.
La realidad es que la historia vegabajeña la personificamos todos. Y todos también debemos tener la oportunidad de contarla, escribirla y compartirla. Tiene que ser una historia inclusiva, para que esté correcta y completa.