Por Thomas Jimmy Rosario Martínez
El impago es una palabra fea. Significa negligencia, indiferencia, mala administración, escasa previsión y tirar todo por el risco. Pero hay una diferencia con la quiebra.
La quiebra es un estado económico donde se permite a los ciudadanos y corporaciones liquidar sus deudas mediante un perdón o un plan de pagos. Está regulado por el sistema de justicia federal y tiene jueces y abogados especializados. Los gobiernos estatales no están incluidos pero sus corporaciones públicas pueden acogerse a esta ley, excepto Puerto Rico. No estamos incluídos aunque antes lo estuvimos. Algún Comisionado Residente no dio la pelea mientras esto se discutía y se aprobaba en el Congreso, por lo tanto, no tenemos esa solución digna para ejercerla en los municipios ni en las corporaciones públicas.
El sistema de gobernar que se ha hecho costumbre en Puerto Rico desde que tenemos gobierno propio ha llegado a su fin. Esa manera displicente, oportunista y hasta criminal de disponer los fondos como si fueran fincas privadas, se acabó. Las fuentes crediticias ya no están, por lo que no solo tenemos que empezar en cero, sino liquidar lo que debemos.
El problema es solucionable. Pero nos seguimos quedando en el problema como dándole la vuelta a la noria porque de alguna manera hay fuerzas políticas que no se han dado cuenta que llegamos al punto de no regreso.
NO MAS, como dijo Durán en aquella famosa pelea que marcó su retiro del boxeo. Pongan a Marcos Cruz o personas como el a gobernar a Puerto Rico, que hizo lo que había que hacer cuando había que hacerlo. Veamos si el último single audit vuelve a confirmarlo porque en el juego de administración pulcra tiene tres en bases.
Quien es fiel en lo poco, lo es en lo mucho. No volvamos a escoger gente insuficiente.