Por Thomas Jimmy Rosario Martínez
En los últimos años el ambiente ha estado propicio para que se puedan desarrollar los talentos escondidos.
Edgar Freytes es un jóven que apenas comienza las dos décadas con una energía y talento extraordinario. De un cuerpo menudo, trato afable, positivo y siempre ansioso por hacer algo nuevo y bueno, se enmarca en una ansiedad constante por probar sus límites dentro del deporte y el intelecto. A veces, los sobrepasa.
He visto esta foto que apenas acaba de publicar, donde incluye a Vega Baja en su instrumento de transportación. Edgar es uno de esos seres que nos representa muy bien por sus buenas costumbres y su amor por nuestra ciudad a quien vemos por dondequiera en su bicicleta.
Lo conocímos antes de fundar la Escuela de la Historia, donde ya se considera con la distinción de educador. Es un estudiante eterno y buscador de nuevas experiencias en el campo de la historia y del arte y la ciencia de la fotografía, muy receptivo a los consejos que le damos los más antiguos de la Escuela.
Alguien le dijo que siempre estaba haciendo revolú y valientemente se puso el nombre artístico de Edgar Khaos Freytes. No hay duda que con lo creativo y lo valiente nos gana y en su trato cautiva y alecciona con su ejemplo a la juventud emergente de que estar ocupado en las cosas de su pueblo, rinde frutos.