Por Thomas Jimmy Rosario Martínez
El año de 1976 fue bueno para Vega Baja. Era jóven, ya me había casado por primera vez y tenía mi primera hija Jessica Marie Rosario Justicia. Estaba terminando mis estudios en derecho y estábamos celebrando el Bicentenario de Vega Baja.
En lo electoral se dió el acontecimiento de que el alcalde de entonces, Luis Meléndez Cano, ganó por votos mixtos su elección, aunque el Partido Nuevo Progresista ganó por primera vez y obtuvo la Asamblea Municipal. El Partido Popular fue derrotado luego de 35 años de poder en un pueblo de tradición popular.
Cuarenta años más tarde, podemos marcar ese año como uno de los más importantes del Siglo XX. En el nivel comercial, trazó la ruta para que desapareciera el comercio tradicional para dar paso a corporaciones de capital externo, en el cultural se pusieron los cimientos para una renovación al amor a nuestra ciudad y al quehacer en distintos aspectos de nuestro quehacer literario y se creó la Sociedad Sebuco. La Industria tuvo una efervecencia saludable que incrementó el flujo de dinero con empleos e inversiones.
Algunas ideas implementadas fueron buenas, otras no. Pero no miremos el fracaso como la terminación de sueños, sino el comienzo de situaciones distintas y tal vez, mejores. Podemos buscar en nuestra historia las razones para nuestros momentos de progreso. Eso nos permite analizar la situación presente y planificar para el futuro.
Albert Einstein, quien sabía muchas cosas que no sabemos, dijo que «la imaginación es más importante que el conocimiento» pero no dijo que el conocimiento no fuera importante. Ambas actividades, aprender e imaginar, van de la mano para crear.