
Por Thomas Jimmy Rosario Martínez
Juan González es un nombre que valió mucho desde el punto de vista económico para las franquicias deportivas en que participó en la Grandes Ligas. Para los vegabajeños, Igor vale mucho más que los millones que representó. Juan es un símbolo.
Cuando se anunció que volvería a participar en el equipo Melao Melao de Vega Baja, rebautizado como el de los Caimanes, todos nos alegramos. Lamentablemente, el juego es también un negocio que ha salido mal con su viaje al sótano. No toda la culpa la puede tener nuestro héroe exaltado al Salón de la Fama del Deporte de Vega Baja, Melao Melao pero parece que el hilo más fino sostiene a Juan Igor, lo que no debía ser.
Un despido del equipo de Vega Baja no deshonra al dirigente ni a los jugadores. En la causa hay unas fuerzas externas e internas que según personas conocedoras la administración del equipo no pudo superar y se reduce, además del dolor de una pérdida repetida de juegos, a un asunto económico.
Algunos vegabajeños sentirán esta situación con el corazón, a otros les ha dolido el bolsillo. En la ecuación no debió estar Juan González porque una gran parte de la estima que se le tiene al equipo está con un símbolo como Igor. Y un equipo que pierde un símbolo, pierde estima.