Por Thomas Jimmy Rosario Martínez
La noche del jueves fue histórica en Vega Baja. Digna de recordar para siempre. Ebrahim Narváez García, Presidente de la Legislatura Municipal, renunció como Presidente y como legislador municipal.
Cuando la esposa de Ebrahim Narváez estuvo en peligro de muerte y su hija en riesgo de no nacer, el jóven Presidente de la Legislatura Municipal tuvo semanas de mucha angustia. De un matrimonio que podría anticipar normalidad y felicidad continua por componerse de dos personas buenas y exquisitas, el asomo de tragedia puso pausa a sus vidas, las cuales afortunadamente sobrevivieron aunque lastimadas y prevenidas por el trauma emocional recibido.
El martes pasado estuve en la casa de esa bella familia. Ebrahim, su esposa y su simpática hija me recibieron y confirmaron que las oraciones que todos dimos en el momento de la crisis se habían transformado en un trío vivo y rebosante de amor y felicidad. Para asegurar esa transformación, necesitan espacio de tiempo y tiempo de calidad. Al igual que Eduardo VIII, el Rey de Inglaterra, que renunció por amor a la mujer que amaba, él renunció por el bienestar de su cónyuge y su hija.
Ebrahim dió un tributo fructífero a su pueblo. En el poco tiempo que ha estado desde que sucedió a la también renunciante Janette Miranda, se ha distinguido por un carácter flemático como el del alcalde, pasivo y tranquilo pero emotivo, profundamente inquisitivo y respetuoso. Y creo que ha sido un buen legislador, responsable, ocupado y preocupado por su entorno cercano y los problemas lejanos que nos afectan a todos. Eso sí, hipersensible. Todo lo que entraba por esa cabeza, lo ponía pensar.
Ha sido creativo. Siendo poeta, uno pensaría que andaría en las nubes, pero con su interés por perpetuar la historia de la Legislatura Municipal, que requiere buscar la mejor evidencia para sostener la realidad de lo acontecido, lo menos que uno piensa es que el hombre está en el aire. Ha logrado dejar una institución permanente e importante en la Junta de la Historia de la Legislatura Municipal de Vega Baja y frutos sensibles en el Programa de Valores, a los que dió forma y realidad.
El Presidente no abandonó su cargo porque no le gustara lo que hacía. Me consta su interés por todos los asuntos que trataba, por la política administrativa y la legislativa. Le gustaba conocer historias del pasado legislativo como un medio de adquirir conocimientos y experiencia de los demás. Es inteligente, intuitivo y muy correcto en su proceder.
Ebrahim Narváez no deja una agenda inconclusa. Todo lo contrario. Lo que deja son semillas, que si se les nutre por sus sucesores, darán nuevos y mejores frutos.