La Mujer en su día internacional

Por Thomas Jimmy Rosario Martínez

En el Día Internacional de la Mujer, con mucha admiración al sexo opuesto complementario.

En adición del Día Internacional de la Mujer debiera haber uno de los discriminados. Ahí estarían todos los que pertenecen a grupos tradicionalmente discriminados que también pueden ser mujeres, como los de baja o alta estatura, los gorditos y los flacos, los feos y los más bonitos, los negros, mulatos y extranjeros, los pobres, algunos religiosos, los homosexuales, lesbianas, transexuales y transgéneros, los física y mentalmente incapacitados, los poco inteligentes y los muy inteligentes y desde luego el gobernador que es una minoría y los legisladores penepés e independentistas que tanto se quejan de los desmanes de los de mayoría.

Lo que pasa con las mujeres es que aun equiparando los derechos a los de los hombres en ley y decisiones judiciales, se han quedado cortas en presencia social, pese a que igualan y superan a los hombres en número. La razón es la misma mujer, que no quiere más responsabilidades y hábilmente, deja los problemas que causan estrés al otro sexo, en una manera interesante  e inteligente de ser secundarios en infartos. Pero no dejan de decirnos al oído lo que tenemos que hacer.

Sólo ellas pueden procrear. Y con la nueva genética, no necesitan del hombre para hacerlo. Anteriormente, los débiles aborígenes machos se dejaron dominar de los españoles invasores y permitieron que su raza desapareciera y que solo la mujer, a partir del Siglo XVI, fuera la que transmitiera su herencia a los puertorriqueños.

Si son tan fuertes para sostener la sucesión de la humanidad en un ambiente hostil, ¿acaso no pueden posesionarse o reclamar de lo que en buena democracia significa al menos una mitad del poder? Eso no aplicaría a los matrimonios ni a las relaciones de pareja ya que es sabido que ellas no quieren ser llamadas como la mitad de un cítrico. En vez de «media naranja» prefieren ser comparadas a la china dulce, que se chupa. Y ellas les gusta ser apapachadas.

Como hombre no puedo seguir culpándome de que la mujer no dirija hombres o a otras mujeres en esta sociedad. Hace Por tiempo que dejé mi carga de machismo para pagar mi deuda social de discriminación conque nací y me crié.  Friego platos y le hago desayuno hasta a mi hermana, lavo ropa y la tiendo. Me falta practicar como ellas resuelven su problema de desagüe cuando la naturaleza reclama, pero debe ser una forma inteligente de descansar sentadas en lugar de estar paradas en tensión.

Un día de estos me pongo la faldita como los escoceses tradicionales y tal vez quede embarazado, aunque sea de vergüenza.