Por Thomas Jimmy Rosario Martínez, Investigadores de la Historia Vegabajeña
Un dios es la respuesta del ser humano cuando ya no tiene explicación o cuando sus recursos mentales y materiales se han terminado. Los dioses se forman por la necesidad porque cuando hay prepotencia y creencia de que uno es el centro de todo, los dioses, no parecen ser útiles.
Decimos creer, pero ¿qué creemos? Para unos, la religión es la primer fuente de fe. Para otros, la espiritualidad. Hay quienes se forman dioses de acuerdo a su conveniencia y se mudan de iglesia o de principios religiosos cuando las reglas internas les imponen principios que no pueden o no quieren cumplir.
Los vegabajeños tenemos muchos dioses. Unos se fundamentan en las enseñanzas del Viejo Testamento, otros en el Nuevo Testamento, otros en la Biblia Católica, lo que escribió Elena White, los Testigos de Jehová, El Corán y hasta los que practican la santería con sus usos y costumbres. Tenemos creencias y prácticas de los blancos, de los negros, de los orientales y hasta de cosecha propia local.
Alrededor de la religión hay cantantes, grupos musicales, centros de estudio y hasta teólogos. Pero no hay una creencia uniforme. Somos un pueblo dividido por las creencias espirituales y religiosas. Ironía, ¿no?
Peor aun, la historia vegabajeña está llena de intolerancias religiosas. Contra los espiritistas, las creencias de los esclavos, la de los aborígenes, los evangélicos, pentecostales, adventistas, Testigos de Jehová, católicos, judíos, mahometanos, masones, libres pensadores y ateos. Unos se han tirado lodo contra los otros y aún cuando se ha querido unir los cristianos en actos ecuménicos, algunas sectas religiosas no han querido acercar y aun las que se unen, lo hacen con distancia porque todas creen saber y tener la verdad y los demás son los equivocados. Pero la verdad, no es absoluta.
Tenemos que estudiar la historia religiosa y de fé en Vega Baja para reconocer los aspectos que nos unen y disfrutarlo. No se puede concebir sectas que propaguen el amor entre los devotos y practiquen la división social. En algún lado de la historia se perdieron los principios de decencia y respeto al otro ser humano.
La espiritualidad es lo más importante. La bondad, la compasión y el amor en la predicación, la oración y el rezo, no es a veces lo que se estila.