Testimonio sobre los últimos momentos de mi amada

Mi Arleen, tres dias antes de partir, despues de una lucha constante, diaria, consumidora, desgastada, debil, adolorida y mas, me agarro la cara con sus manos, ya no podia hablar y yo fuerte sin llorar, nos perdimos en silencio por unos minutos, pude leer en sus ojos llorosos mientras me sonreía: No llores Mickey, voy a estar bien, estoy cansada, ya es hora de irme… Aguante lo que pude mientras pude y la sobe, le dije cuanto la amaba y le pedi que estuviera tranquila y tuve que salir del cuarto para no desmayar frente a todos. Yarira me llevo hasta el carro sin consuelo, ni me recordaba donde lo había estacionado. Al día siguiente volvi, le lleve una muñequita de la abuela Fefa y la abuela fue conmigo, oramos y cuando le fui a hablar, casi no podía abrir sus ojos, no me reconoció, no sabia quien yo era, mi corazón dejo de latir por segundos del dolor tan grande que sentí, al ver a mi mejor amiga, como en menos de año y medio, una maldita enfermedad, nos convirtió en desconocidos durante la noche. Le di un besito en la frente y me fui roto, vacío, perdido, desecho. Esa misma noche entre la madrugada emprendió su viaje a la vida eterna y se convirtió en mi ángel guardián. La extraño todos los días de Dios…