El Gobierno Municipal y el estado se vieron en una confrontación en la década de 1950 motivado por una calle que pasaba entre la Plaza Pública José Francisco Náter y la verja de la Iglesia Católica. No tengo muy clara la controversia pero en síntesis, la Iglesia optó por hacer una celebración separada incluyendo la publicación de un Programa informativo de las actividades.
Otro conflicto surgió durante la administración de Rafael Cano Llovio, a quien la Federación de Músicos de Puerto Rico declaró «non-grato» y prohibió a sus afiliados que tocaran en Vega Baja. Para ese tiempo, el Presidente era el músico Cuqui Seijo, a quien entrevistamos recientemente en ocasión del cuadragésimo aniversario de Exodo 74′ en el Club de Leones.

Don Julio Meléndez, en 1965 y por medio de su mensuario El Petardo, criticó los espectáculos de poca calidad que se ofrecían en las Fiestas Patronales.
La Fiestas Patronales fueron suspendidas o reemplazadas en el pasado por fenómenos atmosféricos o razones económicas. Esto ocurrió en las administraciones de Angel Sandín en tiempos de guerra y de Luis Meléndez Cano por tormenta o inundaciones. En una ocasión, para romper un monopolio de los proveedores de máquinas de diversión, no se adjudicó esa subasta. El alcalde Meléndez Cano celebró las últimas Fiestas Patronales con ese nombre en 2002 siendo sustituídas por las Fiestas de Pueblo.
Los alcaldes han sido responsables de excesos en el pasado como una publicación de unas actividades del Partido Popular en un Programa de Fiestas Patronales en los tiempos de Rafael Cano Llovio, la aparición de la imágen de Luis Meléndez Cano en la carátula del programa de 2004 en contra de lo dispuesto por la
veda electoral en año de elecciones y los retratos gigantes a cada lado de la tarima del alcalde Edgar Santana. Problemas con la publicación del programa en 1973 con una imágen de la Virgen en color rojo fuera de lugar provocó protestas de parte de los ciudadanos. En una ocasión en que una persona cobró cerca de $10,000.00 en anuncios y no entregó el dinero a la Oficina de Finanzas, la persona fue despedida discretamente y cancelado su contrato de servicios en el Gobierno Municipal.
En mi niñez y juventud le echábamos carnaval a las muchachas. El carnaval era originalmente pedazos de papel diminutos. Era un juego tonto para llamar su atención como primer paso para una relación. Cuando caminando recorrían la Plaza dando vueltas alrededor del templete y generalmente agarradas por sus manos o brazos, las divisábamos, a veces le decíamos algún piropo y le tirábamos el carnaval que nos lo vendían primero en bolsas de papel y luego de plástico. Esto con el tiempo se eliminó pues del agrado pasó al enfado cuando apareció un tipo de carnaval en bolitas plásticas que se enredaba con el sudor en el pelo y afectaba los ojos.
Decir «fiestas» suena fabuloso. A todos nos gustan. pero una fiesta de un pueblo implica toda una empresa de planificación, inversión de dinero y seguridad, no exenta de problemas. Esta muestra de la historia que hemos contado, nos lo confirma.
Debemos ser agradecidos de tener una oportunidad en el año como esa donde podemos compartir una tradición hermosa, en paz y armonía con nuestros conciudadanos.