
El Partido Popular Democrático es una
organización política históricamente fuerte y no puede minimizarse su poder ni su efecto en las próximas elecciones. Para eso falta la mitad del camino. Y ese camino está compuesto de muchos recursos humanos brillantes, con miembros de entre los mejores talentos de Puerto Rico. Decir otra cosa es tapar el cielo con la mano y ser politiquero.
Pero en este momento tiene varios flancos débiles. El primero los describe muy bien el periodista Normando Valentín en Promera Hora, en una manera de análisis responsable de percepción pública que podemos resumir en una frase: » En los tiempos de la crisis más terrible que agobia al país, no se percola la presencia de un líder dirigiéndonos». El
segundo punto débil lo expuso hoy el alcalde de Caguas, William Miranda Torres, cuando admitió que será difícil que el liderato del Partido Popular Democrático (PPD) se ponga de acuerdo en una definición del Estado Libre Asociado mientras persista la “guerra mediática” entre soberanistas y autonomistas.
“Cuando se abre esa puerta todos levantan un tema y el otro le tiene que contestar. Si queremos llevar esto a un diálogo que sea entre amigos, en consenso, no debemos estar en peleas públicas que puedan herir sentimientos. Una vez tocas eso, ¿qué me impide a mí que me pueda expresar? Yo te voy a ser bien honesto, conociendo a ambos lados, yo creo que llegar a un punto medio va a dar mucho trabajo. Va a tomar mucho tiempo”,
La solución que él propone, que es la de dar una orden seca para que todos callen públicamente, pone pique a la situación pues tiene el efecto de crear un cuarto oscuro donde las decisiones se tomarán por mayoría y obviamente, los soberanistas no lo son dentro del Partido Popular en estos momentos. Lo único que tienen es el derecho del pataleo y la presión desde afuera, apelando a la opinión pública y dando la impresión que los demás no van a llegar a ningún lado y que solo están entreteniendo el momento.
Ambos lados minan el «standing» del Partido Popular como institución y no parece que tengan puntos comunes para terminar el coloniaje. Una lucha fratricida tal vez divida el partido y permita que otro se forme, pero eso, estando en mayoría gubernamental, es difícil que ocurra, por las mismas razones que antes a los soberanistas los absorbió el «status quo».

El problema de la incapacidad del gobernador solo lo arregla alguien que se postule contra él, en unas primarias populares. Si García Padilla gana, fortalecerá su imagen y lo hará un candidato apto y competente para 2016. Si pierde, será una nueva esperanza para volver a gobernar con una nueva cara que haga olvidar la cara bonita que adorna tantas decepciones. Eso es ganar comoquiera.
Donde no podrán ganar es en el asunto del estatus. Cuando Muñoz Marín decía que las elecciones no eran plebiscitarias, ganaban los populares, porque era una persona en las que los boricuas tenían mucha fe. El que no pensaba como Muñoz tenía que irse del partido, porque la fuerza popular era como de Dios, políticamente hablando. Miranda Torres viene de un municipio donde los populares han heredado la superconfianza popular y piensa que arriba en la cúpula popular es donde únicamente la gente piensa y que los demás obedecen como en los tiempos de Muñoz.
La deficiencia en la percepción de los líderes
no es solamente en el Partido Popular. El PNP tiene personas que están dispuestos a un salto mortal sin malla mintiendo con las bondades del ideal y en el PIP la élite intelectual ha propuesto tantas cosas ajenas a nuestra realidad que los hace casi desaparecer en el panorama electoral y a los seguidores de su ideal.
Hay que separar la hojarasca y mirar con lupa. Yo creo que nadie quiere separarse en este momento de Dios ni del Diablo y eso no es aceptable porque hay decisiones que hay que tomar.