Por Cruz Maria Matta CarmonaA mi querido barrio de Sabana, antes todo el mundo se quitaba el sombrero ante el gran fervor que teníamos los católicos que no importara a la hora que fuera nuestro sacerdote nos citaba y casi todas las persona decían presente.
Recuerdo las misiones que daban en la casa de Dona Ernesta que se llenaba la marquesina y la parte de afuera también.
Tenemos que volver a enamorar a nuestra gente para que sus caminos sean para la Iglesia Católica. Oremos para que volvamos a ser el barrio fervoroso que alguna vez fue.