Por Thomas Jimmy Rosario Martínez DVPR
Cuando era niño, nunca recuerdo escuchar la palabra autismo. De padre, nunca me dijeron que ninguno de mis hijos era autista. De abuelo, he conocido el diagnóstico en la siguiente generación.
Autismo es una condición que no se adquiere por infección ni epidemias. En
algún momento en la niñez aparece y comienza el viacrucis de la incertidumbre para los padres y allegados. Es una situación difícil, porque hay que aprender un nuevo lenguaje y normas especiales de trato para con el que sea autista.
Dentro de ese infortunio, para los que amamos a los niños y los discapacitados, damos gracias a Dios por pemitirnos interactuar con personas que tienen una sensibilidad especial, distinta a la nuestra y que nos sorprenden con sus rayos de inteligencia particular.
Este es un día para reflexionar sobre nuestro próximo paso con los autistas que nos rodean y para adelantar nuestro paso en el descubrimiento de cómo mejorar nuestra comunicación con ellos, preparándolos para un mundo útil y de satisfacción plena para todos. Lo demás lo dejaremos en manos de los científicos de la ciencia y la sociología, para que nos ilustren sus hallazgos y recomendaciones.
