Vega Baja necesita nuevos historiadores

Thomas Jimmy Rosario Martínez 2013Por Thomas Jimmy Rosario Martínez
Algunos saben que me dedico a estudiar y a escribir sobre historia de Vega Baja desde mi niñez. Ese cúmulo de años no me hace un experto en asuntos vegabajeños, pero me ha dado mas o menos una perspectiva de lo que ha ocurrido en nuestro territorio desde que se formó Puerto Rico.
Amar a nuestra ciudad y a los vegabajeños es cultura aprendida. La defensa del lugar que mis padres y sus padres escogieron para vivir cuando no había muchas opciones y donde aprendieron a interactuar con sus iguales es el orígen de hacer lo que me gusta, que es escudriñar la fibra más profunda de la mente y la materia del vegabajeño.
La mente colectiva del vegabajeño es formada, principalmente, por la existencia de un parámetro común que es la palabra mágica que nos une: vegabajeño. Pero, ¿qué es un vegabajeño? Curiosamente, nadie lo ha definido legalmente ni sabemos cuando comenzamos a llamarnos así. Creo que es una palabra con las raíces proveniente del nombre con el cual conocemos a nuestra ciudad -Vega Baja- y la terminación de puertorriqueño. Pero para los que lo somos, la definición real está en nuestra alma, es un sentir, que nos da el vínculo, la pertenencia, la seguridad de que somos parte de algo más grande y que nos convierte en una comunidad de intereses comunes.
Trío Vegabajeño (1950)
Trío Vegabajeño (1950)
¿Cuándo comenzaron o comenzamos a llamarnos así? No sabemos,  pero hasta que no aparezca algún documento que valide otra cosa creo que fue a principios del Siglo XX. En el Centro Histórico del Gobierno Municipal de Vega Baja hay al menos una carta de la segunda década que contiene nuestro gentilicio. Lo importante es que a partir de la década de 1940, nuestro nombre común ha dado la vuelta al mundo con personas como Fernandito Alvarez y su Trío Vegabajeño, el compositor Roberto Sierra Enríquez, Juan (Igor) González, Iván Rodríguez y más recientemente Vanessa García, entre otros, quienes nos han dado a distinguir del resto de la humanidad. Y en nuestro pueblo, miles de buenos vegabajeños dan el sentido de continuidad diariamente.
Hace poco, el poeta y compositor Manuel Radamés de Jesús acuñó el término vegabalteño en su obra
Manuel Radames de Jesus
Manuel Radames de Jesus
publicada para definir a los vegabajeños que viven en los límites de Vega Baja y Vega Alta y que han sentido amor primario por las anteriores Vegas (Acceda al mapa de 1763 que publicó Carlos Ayes donde aparece Vegas). Ese nombre derivado de nuestra ciudad une a dos pueblos de apariencia rival en política y deportes, curiosamente, por el arte de la poesía. Si buscamos otros poemas de otros autores, como Julio Meléndez, Agustín Alvarez Rodríguez e Israel Cortés, hallaremos otras curiosidades y referencias históricas que nos pueden servir para continuar aprendiendo y escribiendo la historia.
Podemos conocer nuestra historia visitando nuestro casco urbano, barrios y comunidades. Los nombres de los lugares nos dan un indicio de quiénes vivían, poseían o disfrutaban del lugar, cuáles eran las características de los terrenos o la presencia de agua. Otros lugares nos recuerdan la raza aborígen o el lugar de la procedencia de los residentes.
Tomemos por ejemplo, el pueblo tradicional. Las calles no siempre se han llamado de esa manera que las conocemos y a veces hasta ignoramos a quienes se pretende recordar con los nombres que llevan. Las calles principales, Ramón Emeterio Betances y José Julián Acosta anteriormente se conocían por Calle Lateral del Sur y Calle Lateral del Norte, respectivamente, Pero también se llamaron Calle La Palma y Calle Comercio.
En el norte de Vega Baja, el barrio Puerto Nuevo se llamaba Yeguada Oriental. Hasta hoy día, no sabemos si el sector Alto de Cuba es Altos de Cuba y si Cuba era un nombre o un apellido de una persona, una referencia a la isla caribeña o una cosa particular. Pugnado Afuera y Pugnado Adentro antes fueron parte del Barrio Pugnado de Manatí. Tortuguero no viene de la tortuga animal sino del vegetal árbol del tortugo amarillo que abundaba en esta área. Los seudónimos de José Gualberto Padilla y Trina Padilla de Sanz, » El Caribe» y «La Hija del Caribe» deben provenir del barrio Cabo Caribe que colindaba con la parte norte de su casa en la Calle José Julián Acosta, donde hoy día está la Ferretería La Principal.
Ceiba (barrio) debe provenir del árbol que está en Sabana, como Algarrobo de otro; Río Abajo y Río Arriba, del Rio Indio que tiene presencia en el lugar. Los nombres Cibuco, Rio Indio, Sabana, Guarico y Cabo Caribe son de orígen ancestral taíno, Camelita, Tacoronte, Almirante provienen de España; Ojo de Agua, Quebrada Arenas, Chardo Azul, son nombres acuáticos; Yeguada de orígen animal, Puerto Nuevo del lugar que sustituyó al anterior Puerto de Tortuguero.
El mismo nombre de Vega Baja puede ser controversial. ¿Proviene del apellido de algunos de los residentes de nuestro sector? ¿Responde al lugar de igual nombre en la Comarca de Vega Baja del Segura de España? ¿Fue acaso la consecuencia de la división que se hizo de Vegas o Las Vegas en la Vega Alta, cuyo centro era más demás alta elevación y la Vega Baja, cuyo territorio era más llano y su centro quedaba más al norte?
Luis de la Rosa
Luis de la Rosa
Antes la historia la escribieron los literatos vegabajeños. Era una historia romántica, de recuento y recopilación. A partir de Luis de la Rosa, quien catalogó nuestras fuentes primarias, la historia tomó una nueva dimensión y creó al historiador analítico y al investigador. Fue el mentor de todos nosotros aunque oficialmente no se le recuerda. Hace unos años nos dejó físicamente, pero aun está en toda la obra que dejó física y espiritualmente. El Centro Histórico Municipal debe llevar su nombre, antes de que a alguien se le ocurra sugerir ponerle el de un político.
El Gobierno Municipal ha tomado el toro por los cuernos al ofrecer un seminario sobre arqueología a unos jóvenes interesados. Eso es una iniciativa loable.
Es obvio que hay más por estudiar de lo que podemos afirmar sobre nuestra historia local. Para lograr mejorar nuestra situación historiográfica, Vega Baja necesita nuevos historiadores con mente fresca y analítica que puedan utilizar técnicas historiográficas, estilos y hasta tecnología nueva para indagar en donde los demás nos estamos quedando.
Nadie nunca tendrá el monopolio de la verdad, pero a los vegabajeños nos importa nuestro pasado, presente y futuro. Ahora, hace falta el relevo.

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