Primitivo y Secundino| Rosa Rosa para estos tiempos

-Oye, Secu, las cosas cada día están peores. Fortuño era un nene de…

-Cuiadado, Primo, que hay niños…

-Lo que te quiero decir es que la economía va como canción de la guagua de Juan Luis y sin frenos. Ya no hay ni esperanza.

-No hay trabajo, ni el Gobierno Municipal ni el estatal lo están creando, el federal ya no está mandando las purruchás de antes y lo que parece que viene es la depresión interna y externa de esta sociedad.

-¿Qué es eso de la depresión interna y externa?

-La de la economía y la individual de cada uno de nosotros….

-Nada, yo creo que tenemos que reinventarnos, buscar en la historia lo que nuestros padres, abuelos y bisabuelos hicieron para enfrentar sus crisis personales y adaptándolas al presente, caminar hacia el futuro, pero no podemos de dejar de hacer algo porque si nos anquilosamos, aparecerá y alimentaremos la depresión interna de la que tu hablas.

-¿Qué hacemos entonces?

-Lo primero es cambiar de actitudes. Aprender a vivir con menos y pensando que en el mañana habrá menos de menos. Eso nos da una sensación de conformidad. Lo segundo es no parar de hacer nuevos proyectos para nuestra vida y sustento. Lo tercero es compartir lo que podamos con nuestra familia, amigos y la comunidad. Está probado que el aislamiento produce acortamiento de vida. El cooperativismo permite que los recursos se distribuyan más equitativamente y que todos disfrutemos de las cosas sin que haya privilegiados que lo abarquen todo. Eso no es socialismo, eso es humanidad. Y las reglas de humanidad vienen de las directrices de Dios que fomenta vivir en sociedad, respetar a la familia y hasta a la mujer del vecino.

-Y eso, que estamos hablando de la economía chavá. Que ni mencionar la palabra  guerra se debe. Y hay que convocar a los Santos para que no vengan los Cuatro Jinetes del Apocalipsis, ni los sunamis, huracanes ni terremotos.

-Ni que se caigan los mogotes para que no nos desgalillemos llamando a los vecinos queridos como la icónica Taty de Bayamón. Por cierto, ayer se montó en un vuelo de Jetblue porque perdió su casa y no le quedó más remedio que emigrar.

-No culpo a los que se van, pero los que nos vamos a quedar sabemos que nos será difícil pero que tenemos que triunfar, porque no nos vamos a suicidar. Los taínos  vivieron más años que lo que hemos vivido los de las tres razas mezcladas.

-No, para evitar el suicidio  tenemos a  Rosa Rosa,  tan maravillosa, como blanca diosa, como flor hermosa, como decía Sandro de América. Ella está repartiendo abrazos de amor y atendiendo llamadas de personas en crisis para no permitir que el Jinete de la Muerte se lleve a nadie. De hecho, esta semana comienza la campaña por la isla, incluyendo a Vega Baja. En estos días estuvo con Jimmy Rosario, el viejo, quien le dijo que quería vivir cincuenta años más y cincuenta de propina, para romper sus propios récords de supervivencia después del cáncer y de sus setenta años como fotógrafo y comerciante en Vega Baja. Rosa me dijo que lo pondría como niño símbolo de su campaña porque si un viejo quiere vivir y lo disfruta, los jóvenes, que no tienen las cargas ni las condiciones de salud, deben tomar el ejemplo. Y hay mucha juventud, hasta niños, que están confundidos en los procesos de la vida y deciden abandonarla.

-Hay que ayudarla, porque lo que viene, no es bueno.

-Tenemos que ayudarnos nosotros mismos primero, limpiando nuestras mentes cochambrosas y nutriéndola con alimento para el alma. Quizás mejoremos nuestra rica dieta puertorriqueña del cuchiflito y el lechoneo, de la Medalla y el tres leches al no tener muchos de sus componentes ni dinero para comprarlos. Lo bueno es que cuando hay escasez de alimentos, nacen los Gandhi de la vida con ideas revolucionarias.

-Porque nos obligan a pensar…

-Y a valorar la vida…