Primitivo y Secundino| Homenaje a Alvarez Guedes

Primitivo y Secundino
Primitivo y Secundino

 

Primo, ¿te enteraste? Se murió Alvarez Guedes.

Que pena, ese era el verdadero rey del humor.

No, él era parte del cubaneo, que era el estilo de los cubanos de Miami.

No, el atacaba el cubaneo.

¿Y en qué krajo creía él?

En el humor, en la música. Era un tipo serio que hacía chistes, pero se fajó duro. Aquí un espectáculo de él valía un montón y si te sentabas al frente, cerca de él, te bajaba los humos pues lo primero que te decía era coprófago.

¿Y que es eso?

No puedo decir lo que es públicamente, pues nuestro diálogo lo leen los niños, creyendo que somos muñequitos, porque al director de este periódico se le ocurrió ponernos en caricatura en vez de nuestros propios retratos.

!Qué retratos ni ocho cuartos, si nosotros no somos personas, somos personajes, seudónimos! Además ¿a qué director te refieres?, si cuando alguien le mienta la madre al Director de este periódico, cada uno de los que tiene ese título dice «Ït wasn’t me…» como si estuvieran haciendo la suerte de Juan, Pedro, Gratitud…

Bueno,  pero estábamos hablando de Alvarez Guedes. No desvíes nuestro tema principal, que eso es un homenaje a la aportación que hizo a la cultura hispanoamericana.

El le tenía una manía a los viejos, como si él no fuera viejo, de hecho, murió viejo. El decía que eran unos…kgalitrosos, o sea, que como su esfínter se aflojaba con la edad, lo hacían por litros. Su poder de hacer los chistes era tan grande que me imaginaba al viejo con los litros de cristal de antes en que entregaban la leche…ese genio le le buscaba el humor a todo. Hay uno de sus chistes que trata de la fiesta de los puertorriqueños cuando viene una tormenta, la descripción más exacta que un extranjero ha hecho de nosotros, después de la que se le atribuye a Gabriel García Márquez.

Yo creo que Alvarez Guedes era un viejo fresco, desinhibido e irreverente al que yo creo que ni el Papa Francisco, que acepta hasta a los gays, va a pedir por su alma.

Sé que su último chiste se lo va a decir a San Pedro y en un momento en que Peter se desternille de la risa, él se cuela. Era un hombre inteligente, tenía un dominio del escenario y sabía qué decir en cada momento. Nos dió alegría para olvidarnos de las cosas malas que nos rodean y nos mostró el camino de humor que tiene cada momento de la vida.

No jodas…

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