La importancia del juramento de Bernier como Presidente PPD

Por Thomas jimmy Rosario Martínez

David Bernier juramenta hoy como Presidente del Comité Central del Partido Popular Democrático. Eso es un acto protocolar que no implica gran compromiso en ninguna persona que lo haga, ya que la política nunca se mueve por el cumplimiento estricto, sino por la conveniencia del momento.

Su primer gran compromiso ocurrió cuando decidió irse del servicio público nombrado para aspirar al liderato elegido del pueblo de Puerto Rico. No fue humilde en aspirar, quiso ser lo más que se puede ser dentro del Partido Popular y querer la posición mayor del país, que es ser gobernador.

Los anteriores gobernadores han sido en su mayoría abogados de profesión a excepción de los ingenieros Sánchez Vilella y Ferré, el médico Rosselló y el periodista Luis Muñoz Marín. Se muy poco de Sila Calderón para ubicarla con alguna ocupación o profesión definida. Aunque es una dama

de talento  en el mundo de la banca, sé al menos que estudió una maestría con el tema industrial de Vega Baja,  que era reconocida como miembro de la Junta de Directores del Banco Popular de Puerto Rico, que hizo labor social antes de ser alcaldesa y que fue la primer gobernadora. Continúa sirviendo al país y a los puertorriqueños tal vez más

para el pueblo que cualquiera de los exgobernadores.

David Bernier tiene otra profesión distinta, es dentista. Pero también tiene otros talentos distintos, como su experiencia en el olimpismo internacional y una excelente reputación como persona.

Políticamente hablando, está en cero. Ni méritos, ni deméritos. Vírgen, sin pasado, ni bueno ni malo. Comenzó como líder político apenas hace unos pocos días atrás con un testamento muy general, que tiene que depurar y especificar en la campaña que viene y que debe comenzar hoy, con su discurso de aceptación de la presidencia del PPD.

La importancia que tiene el juramento no es mucha. El no es un militante histórico contaminado con los logros y los fracasos del Partido como institución y no se le puede atribuir  corrupción o negligencia en alguna de las oficinas o agencias que dirigió en el Gobierno del Estado Libre Asociado de Puerto Rico. Por eso, la primer batalla en que se tiene que probar es la de unificar un partido desde el punto de vista ideológico. Si el juramento implica al partido tradicional y el lo quiere seguir al pié de la letra, no irá lejos si no rompe moldes, porque es tiempo de cambio.

El Partido Popular Democrático ha sufrido los errores de sus presidentes predecesores. Muñoz, Hernández, Sila y Aníbal lo mantuvieron secuestrado en cada una de las etapas de la vida del organismo político con sus ideas particulares, con diferentes ideas o ninguna idea. Dentro de su presidencia y aun fuera de ella, salvo los últimos tiempos de su vida, Luis Muñoz Marín decidía todo y era respetado. Nunca fue derrotado porque controlaba el curso del ideal, expulsando a los independentistas y hasta le ganó el intento de la Iglesia Católico de derrotarlo. Su penúltima gran decisión fue designar y hacer que el Partido Popular respaldara y eligiera al gobernador sucesor Roberto Sánchez Vilella en 1964. La última fue oponerse a que Luis Vigoreaux, padre, hiciera del Parque Central de Hato Rey un parque de diversiones tipo Disneyland.

Sanchez Vilella, con asuntos personales problemáticos, no compareció a una elección para gobernador en 1968 por el Partido Popular pero moralmente derrotó la elección del candidato Luis Negrón López con los votos que sustrajo con su Partido del Pueblo. El Partido Nuevo Progresista ese año rompió la tradición de los populares de votar una sola cruz bajo el partido de gobierno y estableció la distribución de poder en partidos distintos y de uno a dos partidos principales en el panorama electoral. Desde entonces, los tres poderes se han estado alternando, a veces en períodos de más de un cuatrienio. El poder judicial, desde hace pocos años, tiene una estructura dominada por reconocidos estadolibristas con un poder decisional mayoritario de los estadistas.

Hernández Colón arrastró a su familia a vivir del gobierno después de su servicio, con pensiones, vigilancia y princeratos para un hijo cuya labor no es bien apreciada. Lo mismo hizo Acevedo Vilá cuando decidió volverse a postular mientras era investigado por alegados delitos de los que salió absuelto. Con su poder como gobernador sacrificó al Partido Popular a no ganar unas elecciones en 2008 siendo incumbente y colocó posteriormente a su esposa, la primer primera dama que ocupa un puesto legislativo al que no fue elegida. La gente mira esto y lo condena como excesos continuos del poder, cuya cola sigue a un servicio que se supone terminó.

David Bernier tiene varias tareas importantes que realizar. La Primera, es convertirse en la voz de los populares.

No puede ser una voz parcial, sino uniforme y confiable. Para eso tiene que utilizar toda la diplomacia que conoce porque es visto por algunos como un advenedizo, tipo «fresita», de poca sustancia, que ha sido criticado anteriormente por uno de los que se supone aspira a ser Comisionado Residente y quien aparecería inmediatamente debajo de su nombre en la papeleta.

Héctor Ferrer, quien le lleva experiencia electoral, cargos electivos y tradición puede ser mejor oferta, a mi juicio,  porque  tiene más calle que el del Dr.  Angel Rosa, que por su estilo personal puede parecer prepotente, impositivo y a veces demagógico, características que dentro de un partido se aplaude, pero que fuera, se rechaza. Y si miramos posibilidades, las mismas son tan importantes dentro como fuera del Partido Popular.

Conciliar diferencias dentro del PPD es una tarea que no puede derrotar años de convencimiento de otros líderes importantes sobre la ruta que debe tomar ideológicamente el partido. El problema que confronta es que muchos dentro del partido ya no están dispuestos como antes a posponer esas discusiones porque parece que siempre terminan posponiéndolas y no haciendo nada. Y el mundo fuera del PPD cada vez tiene más adeptos, es más peligroso y puede minar el poder que aun ejerce en sus seguidores, el gobierno con sus tres ramas y sus relaciones en el mundo nacional de Estados Unidos y el internacional.

Hay quien dice que siendo miembro del gabinete de García Padilla, David Bernier es cómplice responsable de sus errores, que no basta que se lo haya expresado a su jefe. Yo no sé si eso es cierto, pero donde la gente no está de acuerdo, renuncia y sigue su camino, si sus obras concuerdan con sus pensamientos. Puerto Rico es demasiado importante para no estar de acuerdo en asuntos importantes. ¿Oportunismo? ¿Esperando su oportunidad al bate? Solo Bernier lo sabe.

En nuestro reciente sondeo, gana en Vega Baja Ricky Rosselló sobre David Bernier. Otros sondeos fuera de nuestra jurisdicción dictarán la tendencia. Es importante, pues, seguir la trayectoria de un candidato oficial que comienza en cero méritos políticos y ver como con su talento va escalando la preferencia o el rechazo del pueblo.