Los Gallos de Severo (2)

Por Thomas Jimmy Rosario Martínez

La palabra educador dentro de nuestra organización Escuela de la Historia Vegabajeña tiene una connotación distinta a la de la academia, como también la palabra historia. Para nosotros, un educador de la historia vegabajeña es la persona que transmite conocimientos específicos sobre algún aspecto de la historia de nuestra ciudad. 

¿Porqué esa definición tan reducida? La razón es simple. Nadie se dedica exclusivamente a educar sobre toda la historia vegabajeña. Algunos hemos tomado esa gestión como parte de nuestras vidas, pero no existe un solo maestro de historia vegabajeña como una profesión. Por eso tampoco existe un Historiador Vegabajeño, cargo que se creó desde los tiempos de Luis E. Meléndez Cano y del que nunca se nombró a nadie. Todos sabemos algunas cosas sobre nuestra historia, pero nadie tiene el monopolio de toda la verdad.

En Puerto Rico hay el cargo de Historiador de Puerto Rico, que han ocupado personas de la talla de Cayetano Coll y Toste, Adolfo de Hostos y actualmente Luis González Vales, que por cierto, estuvo recientemente en la Asamblea Anual de los Historiadores de Puerto Rico en el Teatro América. Pero tampoco Don Luis lo sabe todo, pero sabe quien lo sabe o donde pudiéramos encontrarlo y además conoce de las investigaciones en curso. Así es la historia, una agenda que nada tiene de aburrida.

Como Vega Baja apenas cuenta con algunos pocos historiadores, creamos la distinción de Investigadores de la Historia Vegabajeña, los Fotohistoriadores  Vegabajeños y los Educadores de Historia Vegabajeña. Lo hicimos dentro de nuestra organización para estimular el estudio de nuestro pasado sin tener que esperar que la información y el análisis provenga de estudios universitarios o de investigadores de afuera o de vegabajeños cuyo rumbo profesional gire hacia la educación de la historia y la investigación. Ese es tiempo que hemos acortado aun contando con los rigores estrictos que se requieren para poder estar seguros de lo que transmitimos.

La preparación de nuestros estudiantes nunca termina. En el camino se logran metas, pero nunca nadie llega a saber todo de todo por la misma naturaleza de la dinámica de los nuevos descubrimientos.  Comoquiera, es interesante y educativo el proceso.  Continuamente estamos desarrollando nuevas investigaciones y análisis que compartimos en las 52 reuniones que tenemos al año, las cuales llamamos «clases de historia vegabajeña», conferencias, foros, tertulias, cursos por internet y personalmente y por los medios como Diario Vegabajeño de Puerto Rico, Facebook y el correo electrónico.

Los temas son infinitos. Por ejemplo, Severo Román, quien se dedica a trabajar en finanzas en la Vegabajeñacoop, me contó unas historias interesantes sobre el juego de gallos de pelea, desde su selección, preparación y toda una filosofía de procedimientos dentro de un sistema de honor. Severo no nació en Vega Baja, pero siente interés por nuestra historia y conoce sobre las galleras que existieron en nuestra ciudad, a la gente que se ha dedicado a eso y todo lo relacionado con el llamado deporte. Su hermano es legislador municipal y se siente motivado por nuestro pasado.

El resultado de nuestra conversación fue su conversión de Investigador a Educador, cuando nos ofreció una charla maravillosa sobre su conocimiento del tema. Trajo incluso parafernalia y muchos ejemplos ilustrativos de esa historia interesante. Su manera de articular, el entusiasmo conque contaba sus experiencias e hizo su presentación nos dejó con ganas de seguir escuchándolo. 

En cada uno de nosotros hay un maestro escondido. El maestro es un ser de amor que quiere compartir lo que no se ve de su interior hasta que la propia generosidad y liberación de timidez, le permite comunicarlo. Severo nos enseñó un mundo que no conocíamos y lo disfrutamos.

Severo, vuelve a tu ministerio profesional en lo que preparas el próximo capítulo de tu vocación escondida de educador. Te quedó muy bien. También aprecio el regalo que me hiciste. No había tenido oportunidad de decírtelo por escrito, como me gusta, para que la gente lo sepa y lo comparta.

Vea Los Gallos de Severo (1)

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