
Asistí al culto de la noche en la iglesia donde se discutió el tema sobre la perseverancia. Medité sobre eso y me impactó el darme cuento que realmente mucho de las montañas que vemos en el camino para tener una relación íntima con Dios la colocamos nosotros. Nos envolvemos en tantos afanes y nos cargamos de tantas cosas innecesarias que no sacamos tiempo para orar. Creo que es momento de sacar de nuestras vidas aquello que no edifica y meditar en lo que sí da vida, ese es Cristo Jesús, Señor Nuestro.
