
Maldición o Bendición. Tal vez mi comentario caiga mal a muchos hermanos en la fe, tal vez sea incomprensible ante la inquietud de las personas. Pero mi pensar hacia mi prójimo es muy distinto a otros.
Ayer el gobernador Alejandro García Padilla explicó que su criterio no lo puede imponer como ley. Es algo que entiendo que no concuerda con muchas cosas, pues ya la ley está establecida por medio de la Constitución de Puerto Rico.
Ahora bien, debido a lo que comento he leído varios artículos y escritos deseándole maldición al mandatario de Puerto Rico, pues fue en contra de todo lo que se ha inculcado por años a nuestra sociedad por medio de la iglesia. No obstante, la misma palabra nos dice que de una misma fuente no puede salir agua dulce y salada.
Como también nos recalca de de una misma boca no puede estar saliendo maldición y bendición hacia nuestro semejante. No estoy defendiendo ni ablandando las cosas, sólo estoy diciendo que él es tan humano como lo soy yo. Que es tan frágil como persona como lo soy yo.
De mi parte, le pediré a ese Padre Celestial que fue quien me salvó cuando más perdida yo estaba que sea guardando la vida de este hombre, como la de su familia. Pues Cristo también murió por ellos. Le pediré a Dios que sea iluminando sus pensamientos para que pueda acercarse más a Él y entonces pueda ser de bendición para nuestra amada isla.
No podemos andar por la vida deseando el mal a los demás. Tenemos que ser misericordiosos, aún con aquellos que piensan distinto a nosotros. Es en ese momento donde demostramos el amor que Cristo nos brindó en la cruz del calvario. No es cuestión de expresar nuestro sentir, eso está muy bien. Pero tampoco es condenar y desear el mal a una persona, eso mi amigo y hermano no es de Dios.
Aprendamos a pelear las batallas sin tener que llegar al punto aborrecer a una persona.
