Desconfiabilidad en el Gobierno Estatal

Por Thomas Jimmy Rosario Martínez

THOMAS JIMMY ROSARIO MARTINEZ SONREIDOEl Gobierno Estatal de Puerto Rico que dirige el Gobernador Alejandro García Padilla tiene un grave problema de proyección que lo hace desconfiable. En este asunto del Impuesto de Valor Añadido no ha hecho falta la oposición política para que desluzca desde antes siquiera de radicar el proyecto de ley.

La campaña que desarrollaron para convencer al pueblo o al menos para ir suavizando el impacto del indeseable aumento en contribuciones contenía elementos que no eran ciertos. Parecía un anuncio de esos suplementos que promueven principalmente extranjeros que para nada sirven y que para venderlos tienen que ofrecer doble cantidad de «regalo» con una crema adicional «sin costo alguno».

Las técnicas de venta que se utilizan en el comercio privado también se usan en la venta de ideas gubernamentales. Las ve uno cuando quieren que uno acepte la idea de un gobernante aparentemente protector y paternalista que le brinda ayuda y protección. Pero si uno aprende a distinguir, podrá disipar la hojarasca que confunde.

El Gobierno actual invierte mucho dinero en propaganda para dar la impresión de que las cosas marchan mejor que la pasada administración, pero en la realidad no es así. Esta peor. Si no, trate de obtener la renovación de la licencia de conducir, solicite un permiso de uso o reclame un exceso o beneficio al Departamento de Hacienda. No solo tarda y no cumplen con lo que dispone la ley sino que es común el empleado o funcionario público que le pone la traba por mero cansancio personal o cuestión de actitud. Y no escribamos sobre la «mordida» que algunos le dan a la prestación de servicios. Lo hay en la consecución de permisos de usos, en algunos departamentos de Hacienda y CRIM y en las estaciones de inspección de vehículos, por decir tres de esos lugares más usuales. Uno se queja, señala a los corruptos, pero no pasa nada.

Los que profesionalizaron e incentivaron el servicio público profesional lo han dejado caer. Por eso ya no tienen credibilidad ante la opinión pública. Y no la tiene García Padilla, Bathia, Perelló ni ninguno de los secretarios o directores de agencia como tampoco hay esperanza en los que están siendo parte de la oferta contraria de 2016.

Más importante que el IVA es la reeducación de los servidores públicos, comenzando por los que tienen el poder. Es incomprensible el aumento en contribuciones, aun con el frosting, las grajeas y los  diseños de superhéroes de fantasía que nos han pintado en los anuncios y las comparecencias de esas personas en los medios. 

Es un proyecto complicado para creer en un futuro promisorio y difícil de entender. El proyecto de ley si no se enmienda para incluírlo todo, no se debe aprobar, porque le hará un daño irreparable a nuestra sociedad.

Sólo parece ser un medio para buscar más dinero a cualquier costo. Las plumas se abren y cierran, pero nunca se dejan abiertas porque dejan de serlo.

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