Por Thomas Jimmy Rosario Martinez DVPR
No nos debe afligir que nuestra candidata no haya ganado. El concurso tiene mi edad y solo hemos ganado 5 veces, para un total de 8% de promedio en toda la historia. Y no decir el de Miss Mundo, que solo hemos ganado una vez.
Estos concursos son privados. Se confunde con la representación nacionalidad porque cada una de ellas «representa» a su país de origen, que no siempre es cierto, pero no son embajadoras ni tienen una autorización para representar nada. La preparación es individual, en realidad, son también candidatas de otras pequeñas organizaciones privadas en cada país.
En todo esto hay mucho dinero y en realidad, no veo contribución alguna al mundo, a pesar de que ellas expresan lo que harían si fueran reinas, en el mundo de las ideas. Lo de Reina tampoco es verdad, ellas son dirigidas, no reinan sobre nada. Su contrato es uno de muchas letras chiquitas que le hacen rehén de los organizadores del concurso por ese ano en que representan a Miss Universe.
Pero tampoco no hay nada de Universo. Nunca he visto una candidata ni de La Luna o Marte. Asi que todo es un eufemismo, una mentira. Como diría Ruben Berrios, que es como un «concurso de vacas», donde se tasan las partes de su cuerpo y se le da oportunidad a que descubran ademas de las carnes, su talento.
A pesar de todos estos pesares que les cuento, hay gente que pone este concurso como un impedimento para apoyar la estadidad, en la idea de que perderíamos el derecho como estado de pertenecer a este concurso. Esto no es parte de lo que las naciones de Estados Unidos y Puerto Rico negociarían en ninguna de las circunstancias como lo es la participación olímpica. Para los que no lo saben, estas entidades privadas pueden cambiar sus reglamentos e incluir o excluirlos en cualquier momento y esto no es un asunto que se pueda llevar a nuestra rama legislativa, al Congreso o a la Organizacion de las Naciones Unidas. Es un negocio privado que pacta de antemano con la futura ganadora con un contrato de adhesión, que significa que todas las condiciones son para favorecer la institución sobre las candidatas, lo que le da poco espacio para descollar y que se le recuerde como una mujer excepcional en el futuro.
Los valores de las jóvenes que participan en este y otros concursos de belleza son intrínsecos. Ellas realmente ganan en el proceso de su vida. Este es un peldaño personal pero no lo es para definir una nación de sus valores. Nos sentimos identificados con las competidoras y las ganadoras de Puerto Rico, transformando a veces ese sentimiento en una convicción de que la nuestra va a ganar siempre. Cuando pierde, como a la Srta. Gabriela Berrios le ocurrió anoche, culpamos con nimiedades y juicios valorativos incorrectos la competencia de la candidata «nuestra». Esa joven es suficientemente talentosa, aun sin la belleza que le favorece.
Como sociedad, estamos en un rumbo equivocado con los concursos de belleza. No debemos entusiasmarnos cuando se excluye gente inteligente y buena que no tiene «atributos» fisicos para competir. Algo de eso lo promovió el nazismo, dentro de sus principios equivocados.
Cultivar la belleza física es una de las virtudes que hemos heredado, pero apreciar la belleza natural debe ser nuestro norte luego de ver las mentes limpias y brillantes que descollan en otras ramas de la actividad humana.
Miss Universe Puerto Rico Gabriela Berrios con Robert Rivera
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Thoughts about Miss Universe…
by Jessica M. Rosario
Even though I did not watch the Miss Universe beauty pageant last night, my Facebook friends kept me posted on all the important events that evolved throughout the contest. I have to be honest, reading your comments, folks, is way more entertaining than watching TV!!!
As the night went by, I started to reflect on the contest, our view of beauty, and the way society refers about, and set a value on women. Also, how we, women, buy into those views and strip other women of their humanity by looking them as body parts, instead of a whole human being. At the same time making nasty comments about their appearance and body, as we comfortably watch. We judge harshly. I wonder how we would feel if someone makes similar judgments about our bodies, or appearance.
It breaks my heart that many of those beautiful young women already went through plastic surgery and body transformation for the sole purpose of fitting into the standards of a worthless contest. (As a woman, I find that humiliating enough). Most of the time the contestants are not receiving a fair amount of “intellectual training”, as we all see when they are confronted when having to answer generic questions that most of our elementary school children would find a quick answer for.
I am not in to criticize the pageant, but to encourage you to reflect about something more important. I have a 16 years old daughter, and have taught her that God made her so beautiful the way she is. My daughter is a very smart young woman. I bet that if she sees me criticizing someone else’s body parts, as I could show dislike and disdain for the color of a car, or the shape of an object, she will sense the hypocrisy right away. Because with one side of the mouth I would be telling her that her value as a woman need not to conform to the superficial standards of this sick society, while with the other side she will see me subjecting others to those same values I criticize. Are we living by what we preach?
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