Por Thomas Jimmy Rosario Martínez DVPR
La política, como la belleza, tiene matices. Lo que es politiquería -que es presentar imágenes o acciones, aprovechándose en ocasiones del poder de gobierno o de instituciones privadas o si no se tiene el poder, de presentar cuadros irreales de las situaciones políticas del adversario- es el destino de muchos políticos insuficientes y vanidosos. Cuando un político baja a ese nivel es difícil recuperarse, porque se queda en la justificación y autogratificación.
De caminar en el mundo de los partidos, he visto ascender a políticos buenos que se dañaron en el proceso de consagrarse por entrar a ese mundo gris de la politiquería. Estuve con ellos y en la medida de mi aprecio les sugería que tuvieran control en sus expresiones, uso de recursos gubernamentales y en su conducta privada. A la gente buena de corazón les da vergüenza tener que explicar las cosas, lo mejor para un político es no tener la ocasión de explicar y para un polítiquero es un arma de dos filos tratar de arreglar los entuertos.
En algunas columnas de escritores y en las redes sociales he leído que Marcos Cruz es un politiquero y que hace cosas para resaltar su imagen, opacar funcionarios y empleados de su propio partido y de los demás partidos políticos. La premisa es una valoración y una interpretación de su conducta y puede ser cierta o no. Pero para llegar a definir a nuestro alcalde como un politiquero hay que ir a actos específicos y continuos.
Nuestro alcalde es nuestro alcalde. Eso parece redundante, pero no lo es. Es la persona que eligió la mayoría de electores pero que no responde a un partido sino al pueblo y es, quiéramoslo o no, nuestro representante en todo asunto municipal. El ejerce el poder ejecutivo y es la primera cara que siempre buscan y la primera que siempre debe salir. Así que al que le moleste su cara y su presencia, debe taparse los ojos y si no le gusta su voz, tápese sus oídos. Eso significa que el respeto le va a él primero y la deferencia tiene que ser de acuerdo con la carga de responsabilidades que tiene, de acuerdo a la ley.
Salvada la distancia, hay que reconocer su liderato. Esto no lo da la ley, esto se gana. Yo creo que lo tiene dentro de su partido político, dentro de la administración municipal y dentro del pueblo. Tan es así, que no se dan nombres en ningún partido con posibilidades reales de contenderlo en las próximas elecciones. El convoca y la gente va. Y aunque no es un gran orador, la gente respeta lo que dice. Tampoco tiene escándalos en su desempeño, que se sepa. Mantiene además, un ambiente de oportunidades para todos los sectores, aun con pocos recursos, está haciendo muchas cosas.
Los pequeños excesos, son también una parte pequeña de la politiquería que no tiene consecuencias legales. Ahí es donde está el filo de la navaja que puede herir la carrera política de Marcos Cruz, porque de acostumbrarse a hacer cosas sin consecuencias llega el día en que se le da importancia a lo que parecía no tenerlo y la bola de nieve arropará todo desde la montaña a la vega.
Hace poco una persona fue a Etica Gubernamental a hacer una consulta y salió una querella para el alcalde por una tontería. En esto las personas que tiene el alcalde a su alrededor tienen que tener cuidado de que por alcahuetearlo no lo vayan a meter en un lío. La afición por el color rojo, por ejemplo, es un exceso que no es ilegal, pero molesta a algunos. No estaría de acuerdo en que es «inclusivo», como dice un comunicado de hoy describiéndole, si las letras de su nombre están en colorao popular y las campanas con las cuales desea Felíz Navidad son rojas.
Por todo lo demás, aunque se molesten los enemigos políticos de Marcos Cruz y me pelen en Facebook, sigo pensando que tiene un plan de trabajo inteligente que está siendo efectivo, que es honesto, trabajador, responsable y que no es un politiquero. Pienso que a los que en el anonimato cobarde insinúan que me vendí por una pintura para el local comercial de mi padre o por darle una oportunidad a la orquesta donde canta mi hijo no digo la verdad del alcalde, les digo que lo que no digo son las mentiras y las insinuaciones libelosas que algunos publican de él y que mi valoración tiene que ser una justa y verdadera, con pruebas que nadie tiene hasta el momento, que afecten su desempeño.
La política de 2016 comenzó hace rato. La politiquería, pues, vendrá de todos los lados. A los que favorecen a Marcos Cruz los veremos dándole loas hasta a su respiración y a los que no lo quieren, criticando hasta su andar. Pero la sustancia para motivar el destino de un voto y una elección va mucho más que eso. Mientras tanto, lo importante es definir si lo que hace lo hace correctamente o si se ha desviado con acciones corruptas o negligentes. Hasta ahora, las críticas en general me parece que han sido vacías e insustanciales.
La pregunta no es si Marcos Cruz es un politiquero. Si lo asumimos, el aspirante contrario debe demostrar que él no lo es, porque entre dos orejones, me quedo con el que tiene otras mejores cualidades.