Por Thomas Jimmy Rosario Martínez DVPR
Hasta que muera, siempre recordaré el asesinato de John Fitzgerald Kennedy. Fue algo inusitado, terrible para mi generación. Fue un comienzo de algo que nunca debió pasar.
El 22 de noviembre de 1963 estaba en la Escuela José Gualberto Padilla. Los maestros nos despacharon más temprano. Cuando llego a la Fotografía Rosario, el negocio de mis padres en la Calle Acosta, había tensión. Mi padre estaba oyendo las carreras de caballo cuando suspendieron la tanda hípica de aquel viernes. Habían matado en Dallas, Texas, al Presidente de los Estados Unidos de América.
De ahí comencé a interesarme en la política de Estados Unidos, La trayectoria de ese líder de estado me llevó a ver el documental «Una Nación de Inmigrantes» y el libro Profiles of Courage de su autoría, a ver sus antecedentes como descendiente de políticos y administradores, comerciantes y hasta delincuentes. De los orígenes de su familia, de su juventud y educación, de su servicio militar, su trayectoria congresional y su campaña política hasta llegar a Presidente, de la importancia de seleccionar una compañera idónea y levantar una familia, de tener una cultura conitinuamente cerciente y de leer, escrbir y trabajar.
Con la investigación de su vida me sumergí en la importancia de la familia como un apoyo moral y de fuerza para cualquier persona encaminarse en la vida pública.
Dondequiera que veía el nombre de John F. Kennedy, me parecía familiar. Fui a la pequeña casa donde nació en Brooklyne, Massachussets con dos de mis hijos y una sobrina, a la Biblioteca Museo y a su tumba. Me queda peregrinar a Dallas, Texas a ver el terrible lugar donde le quitaron la vida.
Ese día hace medio siglo fue mi primera sensación de lo que esta generación vivió el 11 de septiembre de 2001 con el ataque de las Torres Gemelas y la parte baja de Nueva York: confusión, tambores de guerra y la necesidad de cambiar patrones. La nación americana se sumió en ese par de fechas paralelas con transformaciones consecuencia de esas tragedias. Después del asesinato de Kennedy sigueron muchas otras muertes y cambios en la conformación política del mundo.
Lo mismo que ocurrió en 1963 pasó en 2001. Son dos puntos de partida para explicar la naturaleza de la evolución social en dos puntos de mi vida sin que yo tuviera nada que ver. Such is life.
