La fortaleza de Manolo en su lecho de enfermedad me hizo crecer más espiritualmente. Fue un valiente hasta el último suspiro y nunca se lamentó de nada.
Eso me ayudó a mantenerme fortalecida dentro del dolor que aún siento, pero gracias al apoyo espiritual que recibo día a día, continúo el camino que el Señor tiene trazado para mí.
Los recuerdos con mi Manolo perdurarán en mí por siempre. Finalmente, agradecemos a todos que de una forma u otra compartieron con nosotros durante este proceso tan difícil.
