Por Thomas Jimmy Rosario Martínez DVPR
Cuando uno va a un lugar donde existen las máquinas de juego, nadie garantiza los premios. De hecho, como es ilegal, el dueño se puede negar a pagarlo porque para fines legales, ese juego de apuestas no existe.
Antes la gente se pegaba frecuentemente y todo el mundo se enteraba, ahora se lo callan o no se pegan. Pero lo que sí sabemos es que una persona o un grupo se atrevió a meterse un bolo robado en la boca y proclamar un primer premio de la Lotería Tradicional por segunda vez. Otro que trabajaba en controlar la programación del juego del IVULOTO apareció como ganador. Ahora pararon el premio del poolpote que alguien ganó porque sustituyeron a un caballo o una yegua por otro.
Dondequiera hay juegos legales en Puerto Rico y también hay ilegales. Si el de la bolita no le paga a uno, anticipadamente sabe el riesgo al apostar. Pero cuando en los juegos que regula el estado se las averiguan para beneficiarse ilegalmente, se mina la confianza y la fe en que el juego sea limpio.
Cuando se juega en Loto uno sabe anticipadamente que tiene más de un millón de probabilidades en contra. En el Pega 4 es una posibilidad en 10,000, en el Pega 3, 999 y así por el estilo. Cuando va al casino es igual, las probabilidades siempre las tiene uno en contra.
En la Lotería Municipal hay una probabilidad en cada 10, porque se puede sacar reintegro, pero si juega los diez números terminales en los cuales uno sacará al menos reintegro, está perdiendo nueve. Pero si hay fraude, las probabilidades se reducen.
El nuevo juego de Powerball reparte las probabilidades de ganar en muchos más millones de personas. Pero ese ni siquiera se origina aquí en Puerto Rico, así que no sabemos si también es trucado.
Para mí, los juegos legales criollos no son confiables.
Archivo del Diario Vegabajeño de Puerto Rico Segunda Etapa de Diciembre 2012 a Octubre 2016 