Por Thomas Jimmy Rosario Martínez, DVPR
Desde hace más de dos siglos, sabemos que en algún lugar de Puerto Rico existe
Vega Baja y posteriormente se creó el gentilicio que describe a los que aquí viven, que son los vegabajeños.
Aunque hay una ordenanza municipal que obliga a la celebración de este día, el alcalde, la legislatura municipal ni los organismos privados hacen caso a esta pieza legislativa. Es irónico que fue presentada por el alcalde cuando era legislador municipal y aprobada por todas las delegaciones. Tal parece que el Marcos Cruz de Vega Baja Ciudad Universitaria Bilingue y el del Día del Vegabajeño cuando era un llanero solitario en su propia delegación, no postula ni defiende lo mismo que desde el banco legislativo en el que estuvo cuatro años por segunda vez en su vida.
No quiero decir que no aprecio lo que el alcalde está haciendo por las finanzas, por los distintos sectores y por los vegabajeños. Eso tiene su propia valoración particular que a mi entender, es de excelencia en su planificación y ejecución. Pero hay muchos más aspectos donde se nota una reticencia a actuar cuando se debe y no sabemos la razón. Ese silencio y la conducta repetitiva hace pensar en el abandono de algunos valores.
Por mi parte, como es tradición del Diario Vegabajeño por ocho años, saludo a todos los que reclaman ser vegabajeños en este día. Nada me ocasiona más orgullo personal que ser de esta ciudad y de ser parte de la historia común de todos mis compueblanos.