He leído que distintas personas tienen un motivo para celebrar y los dioses políticos a los cuales honrar el 23 de septiembre. Fuera del creador, no creo en reverenciar personas pero sí reconocer méritos y deméritos en las personas.
Un día como hoy en 1868 fue la gesta patriótica del Grito de Lares. Todos los años visito el verdadero altar de la patria, no el que se hizo convenientemente en una catedral ni el que se hace en los anuncios de televisión con una cerveza en la mano. Es el altar de la patria para los que profesamos un ideal limpio y puro, libre de contaminantes externos y de un sentimiento que brota de nuestro corazón y que se siente en la piel.
Un día como hoy también asesinaron a Filiberto Ojeda, con un solo tiro certero y una burda espera criminal para que se desangrara y muriera. Aun cuando ambos no fuéramos independentistas, y aun cuando lo fuéramos de distintas estrategias para lograr la libertad de Puerto Rico, sobrepasa todo pudor humano el abuso de los muchos contra uno en aquella tarde y noche fatídica, en una lucha desigual y sin contenido ideológico de los asesinos.
El Maestro decía que había que entrar de rodillas a Lares, simbolizando que era el altar de la patria donde se define el ideal de libertad de los puertorriqueños. No sé si mi presencia sea posible este año porque tengo ausencia de salud en mi familia, pero por primera vez entiendo cuando el corazón viaja sin el cuerpo y cuando la mente sigue la ruta acostumbrada a donde debemos estar.
!Vega Baja en mis sentidos y Lares en mi corazón!