Madres en mi vida

Por Thomas Jimmy Rosario Martínez DVPR

Thomas Jimmy Rosario Martínez por LuigiHe sido afortunado. Todos los días de mi vida he tenido madre. Pero la mayor parte de los amigos de mi edad, por ley de vida la han perdido. Algunos nunca la vieron porque murió al ellos nacer o poco antes de poderla recordar. Otros la perdieron por un divorcio de su padre o por una custodia en las que se crea la distancia y hasta el odio entre los creadores de esa vida.

Mi madre, como todo ser humano, ha evolucionado. Hoy veo a esa vieja relajona que buscar el humor para desestimar automáticamente  asuntos complicados y tristes. Antes vi a la que procuraba nuestro bien antes que al de ella propio, que ocultaba nuestras travesuras y que nos decía que todo estaba bien, para no preocuparnos. A la que gustaba ver el rostro felíz de sus hijos.

Supongo que el vacío de la pérdida prematura de su madre moldeó parte de su carácter dulce y alegre. Supongo que su sentido de familiaridad se lo brindó la necesidad de llenar ese espacio que la historia le arrebató. Pero eso solo son suposiciones. Yo no me imagino sin madre, aun a esta etapa de mi vida en que ya viví la mayor parte de ella y que estoy envejeciendo con papi, mami y mis dos hermanas.

No he tenido que parir un hijo, ni siquiera por cesárea. Dos damas buenas y generosas, Jessica y Maritza, me hicieron padre. Así me fue fácil tener cuatro hijos y llegar a los siete nietos, al mis hijas naturales Jimarie e Inés y las que se unieron a los varones, Michelle y Rocío,  para continuar regando semillas.

La mujer que me ha acompañado el resto de mis días, Myrna, me permitió sentir tener otro hijo del alma, porque ella también es una excelente madre.

Rodeado de abuelas alcahuetas, tías maravillosas, hermanas estupendas, nueras amorosas, hijas responsables y sobrinas excepcionales, he conocido la maternidad por ellas. Algunas ya se han ido, pero cumplieron con el ejemplo. Otras todavía me dan clases de vida.

No me gusta que sea un día tan comercial, porque opaca intenciones y acercamientos entre la gente que se quiere y que por no poder regalar, se distancian. Yo, sin regalos materiales, voy a acercarme a todas las madres de mi familia y a decirles lo feliz que soy de haberlas tenido.

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