Por Thomas Jimmy Rosario Martínez DVPR
La dependencia de la droga convierte en criminales hasta a personas de la misma familia y vecinos. Eso no tengo que decirlo, es la epidemia social que heredamos del siglo XX.
Hicimos público que en Fotografía Rosario fuimos víctima de varios escalamientos en los últimos días. Preparamos un plan para cortar los posibles accesos, otro de vigilancia y uno de investigación para combatir a los pillos. Tal como lo planificamos ha resultado hasta el momento.
Al asegurar los posibles accesos, neutralizamos las entradas ilegales y los escalamientos. Trazamos un reconocimiento del área vecindal y detectamos personas en nuestros alrededores cuya fama en la apropiación ilegal y el uso de drogas les precede. Cumplimos con informar nuestras sospechas a la Policía Estatal y a la Municipal y estamos en una vigilancia, chequeo y rechequeo constante de movimiento de personas y de la propiedad inmueble y mueble dentro, en o alrededor de las calles José Julián Acosta y Julián Blanco Sosa.
Hemos recibido la cooperación de muchos de nuestros vecinos y amigos cercanos y lejanos, preocupados por la ola criminal. El propio Comisionado de la Policía Municipal nos ha orientado y ayudado a enfrentar esta situación que no solo mina los bienes personales y comerciales sino que también produce una inestabilidad emocional a todos por el peligro a la integridad personal, cuando nos enfrentamos a desconocidos de los cuales no conocemos su condición física, mental ni la capacidad para respetar a los demás.
Afortunadamente, el abrirnos a una comunicación pública con un problema que nos afecta a todos, ha producido resultados. Nuestra prioridad no es la de recobrar la propiedad hurtada, sino de evitar que los elementos que la causan continúen haciendo daño.
Esta nueva etapa en la búsqueda de una seguridad plena para todos en
nuestra ciudad necesita la cooperación continua de todos. Mi padre Jimmy Rosario, con su apariencia frágil por un casco de goma y una faja de seguridad que tiene por si se cae, camina derecho con su bastón pendiente para defenderse de cualquiera que traspase los límites de su espacio. Pero con ese mismo optimismo, cada vez que encontrábamos una ventana rota o se nos llevaban las computadoras y monedas a la venta, tenía un nuevo plan para aparecer a la mañana siguiente y seguir retratando a este pueblo. » Aun no he retratado al último», me decía esta mañana después de hacerle unos 2″ x 2″ a una cliente. Ese espíritu es contagioso.
Mi hijo Jimmyto, que lo mismo canta que liga cemento y que a veces hace las dos cosas a la vez, nos ayudó a tapiar para siempre paredes que tuvieron ventanas en peligro y a imposibilitar que forzaran entradas o dañaran el edificio en el desenfreno de los cacos.
Nos enteramos que personas que vemos y saludamos todos los días son parte de nuestros enemigos diurnos y nocturnos. Ellos son amigos de lo ajeno y eso los hace nuestros enemigos gratuitos. El crack es una de sus costumbres, por lo que no hay espacio para que estemos en el mismo lugar.
El domingo, mientras escalaba en otro lugar, uno de esos personajes fue identificado y es buscado por las autoridades. Nieto, hijo, sobrino de personas que he distinguido y querido toda la vida y los cuales no tienen culpa. De hecho, quisiera que buscara rehabilitación en lugar de que fuera condenado por lo que ha robado en su vida, incluyendo lo que nos ha hecho perder. Prefiero ver a una persona marcada por un pasado aleccionador que sea útil a la sociedad que un rebelde que la sociedad marque para siempre y que tenga que regresar a su pasado criminal.
Hay otros que cada vez que paso por su casa los miro de frente y me cambian la vista. Uno de ellos visitó la Fotografía Rosario y nos dimos cuenta de que su visita no era familiar, cultural, ni como cliente ni amigo. Llegó hasta la galería para planificar el primer escalamiento que nos hicieron. Otro vino ayer a vendernos algunas de las mismas monedas que nos robaron. Paradójicamente, nunca compramos propiedad robada.
Se los repito, muchos de los pillos están en el vecindario. Nadie de afuera se ha estado robando las tarjas ni desenganchó las dos guitarras del Trío Vegabajeño. Estamos haciendo inventario de todo y aunque nos dejen sin nada, el pueblo, tarde o temprano, va a saber quiénes son y cómo solventar una situación problemática de décadas.